En el último Informe de Política Monetaria (IPoM) el Banco Central no sólo realizó proyecciones para el crecimiento y la inflación, sino que también se refirió al empleo y al tema del momento que es el aumento del trabajo por cuenta propia.

En la exposición se indicó que la tasa de desempleo está baja desde una perspectiva histórica, no obstante evidenciar una menor creación de cupos asalariados con el evidente impacto en los salarios.

Como la tasa total de desocupación no ha descendido en la magnitud que el empleo asalariado, el Central explica que ha sido compensado por un aumento del empleo no asalariado.

“Aunque la participación del empleo no asalariado en el empleo total ha aumentado en los últimos meses, ésta no se ha apartado significativamente de sus valores históricos. En efecto, la cifra para el último trimestre móvil febrero-abril 2017 (25,9%) es idéntica al promedio 2010-2017 y significativamente inferior al promedio desde 1986 (27%) así como la de períodos en que se registró el impacto de las crisis económicas”, sostenía en su exposición el presidente del instituto emisor, Mario Marcel, mientras se desplegaba un gráfico (en la página arriba) evidenciando esa realidad.

PULSO consultó a dos expertos en el tema sobre esta conclusión, y sus opiniones distan entre sí, abriendo una polémica respecto del uso de los parámetros.

Imposible obviar la crítica del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés en una entrevista radial: “La macroeconomía da para populismo en todas sus historias, y uno escucha de grandes economistas en Chile contar unas historias que pueden ser verdad, pero pueden ser falsas también. Lo único que pido en la discusión económica es ser serios, y lo que veo es harta poca seriedad de lado y lado”.

Ruiz-Tagle: “El trabajo por cuenta propia se ha convertido en un botín político”

“Hemos visto en nuestras cifras de ocupación, que son comparables para varias décadas, que el nivel de empleo independiente o cuenta propia hoy es un poquito más alto que durante el súper ciclo del cobre, pero no está lejos del promedio histórico”, indica el director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, Jaime Ruiz-Tagle.

Su visión coincide con la entregada por el Banco Central admitiendo que siempre cuando una economía está en auge, como ocurrió con el alto precio del cobre en los años del ex Presidente Piñera, aumenta la contratación de personas, pero ese nivel se reduce cuando el ritmo de la actividad decae como ha ocurrido en estos tres años. En ese contexto es que los cuenta propia adquieren mayor connotación.

“Lo que pasa acá es que el trabajo por cuenta propia se ha convertido en un botín político, y se habla desinformadamente, se comparan peras con manzanas cuando hay que considerar todo, las ventajas y desventajas de los trabajos”, recalca.

De acuerdo a la última encuesta de esta institución que se realiza trimestralmente desde 1957, el empleo independiente aumentó 15,2% en doce meses en marzo de este año, lo cual es similar a lo observado en los últimos 2 años.

“El tema fundamental acá es que se demoniza el trabajo independiente. A los profesionales se les llama emprendedores, pero son cuenta propia. Y obvio, hay otros tipos de emprendimientos más limitados porque están menos capacitados, pero muchos de ellos están mejor remunerados como cuenta propia que como asalariados”, acota.

Ruiz-Tagle observa que hay muchos factores de los cuenta propia que no son cuantificables como la cercanía del hogar respecto del lugar en que trabajan (por ejemplo un vendedor de comida), el menor tiempo perdido en desplazamientos para llegar al lugar de trabajo, la independencia de una autoridad (jefe), trabajar menos horas. “La parte preocupante es que no cotizan para salud ni vejez, pero si las personas tomaran las precauciones pertinentes, estaríamos mejor. Acá hay que comparar los salarios que perciben por horas, y probablemente la gente con menor educación le va bastante mejor como independiente que como asalariado: una persona que vende sándwich a la salida del metro probablemente gana más que como reponedor en un establecimiento comercial, que es la elección que podría tener”, acota.

En términos comparativos incluso recuerda que el nivel de formalidad laboral en el Gran Santiago ha fluctuado entre 18 y 20%, versus los países desarrollados que llegan al 15% de la ocupación total. “Si uno mira el último informe OCDE, en los últimos 10 años, Chile en nivel de calidad del empleo y de relaciones laborales está en la media sobre España, Australia e Italia, es decir, en el fondo la calidad del empleo no es particularmente mala, aunque puede ser mejor pero en ello juegan muchas dimensiones”, admite.

De hecho comenta que se debiera avanzar en la obligatoriedad de cotizar de los independientes con algún beneficio adicional para impulsarlos, y de esa manera reducir la precariedad que conlleva este sector. “No significa que no haya oportunidades en el mundo asalariado, lo que pasa es que no son tan buenas como antes con el superciclo del cobre. Para qué ir a trabajar a un call center con largas jornadas sin descanso si puede trabajar cerca de la casa; la gente que está trabajando en Uber le va bien, no necesitan mucha calificación, yo no he hablado con ningún chofer de Uber que no esté contento. Muchas veces las personas están más cómodas en esta posición porque pueden manejar su tiempo”, manifiesta el director de Microdatos.

Bravo: “El análisis del BC está equivocado conceptual y técnicamente”

Las cifras no cuadran. Esa es la respuesta del investigador del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas (Clapes) de la Universidad Católica, Juan Bravo, quien desestima que la conclusión del Banco Central sea la correcta.

De partida, indica que hay que hacer una diferencia cuando se habla de datos históricos porque en 2010 la encuesta que se aplica para medir el desempleo cambió: “El cuestionario implicó un giro muy drástico porque antes se preguntaba qué hizo la mayor parte de la semana pasada, y ésta vez se consulta si trabajó al menos una hora en la semana. Entonces el criterio para quedar como ocupado es más fácil en esta última lo cual está en línea con los estándares internacionales”.

Segundo, recalca que entre 1986 y 2009 -año en que cambia la encuesta- los cuenta propia en promedio representaban un 23,9% en promedio del total de ocupados, y sólo en 2003 tuvieron un peak de 26,2%, seguido por 2004 y 2005 con cifras sobre 25%. Por lo tanto, señala no puede ser que el promedio entregado por el Central de 27% sea el correcto.

Y después entre 2010 y 2017, revisando las cifras con la nueva encuesta que de por sí implica un reducción considerable de los cuenta propia, el promedio de éstos frente al total era de 20,3%. “Ambas cifras están muy alejadas de las entregadas por el Central y muestran que el 25,9% que representa este segmento en el trimestre móvil febrero-abril 2017 es muy alta”, remarca el economista.

Critica que el instituto emisor no haya tomado en cuenta el quiebre que significó el cambio de encuesta. Explica que esta nueva metodología se adoptó en 2009 en paralelo con la antigua encuesta y que los datos son decidores respecto de este tema. En 2009 con la antigua encuesta los trabajadores por cuenta propia representaban el 23,2% y los asalariados el 58,1% del total de ocupados, mientras que con la nueva encuesta los cuenta propia se redujeron a un 18,9% y los asalariados privados subieron a un 59,5%. “Es decir que el cambio metodológico provocó un cambio a la baja fuerte en la proporción de los cuenta propia, entonces concluir que hay una baja histórica es vergonzoso, técnicamente hablando”, concluye.

Asimismo indica que hay un error conceptual en lo planteado por el Banco Central. Sostiene que no puede reunir en un mismo vaso a todo el empleo asalariado, sino que hay diferencias evidentes entre el que genera el sector público y el privado. “El asalariado privado se estimula cuando hay crecimiento, mientras que en el sector público tiende a aumentar cuando hay menos actividad porque actúa en forma contracíclica”, explica.

Además dijo que el Central incorporó en la categoría cuenta propia a los empleadores y al familiar no remunerado, “como si todos fueran iguales, y eso es erróneo. La gran conclusión que ellos tienen es por esa combinación cuando está clarito que los cuenta propia están en alza en el último año”.

De hecho, recordó que si la categoría empleadores aumentara sería algo positivo aunque sea un trabajo independiente porque en general genera empleo y obtiene remuneraciones en proporción mucho más altas ($1.200.000 en promedio) que los cuenta propia, de los cuales el 83% no cuenta con cotización ni de salud ni de vejez.

“Acá hay un error conceptual grave, está mal la forma de hacer el análisis, induce a la confusión porque mezcla categorías muy diferentes. Este análisis está equivocado por todos lados, tanto conceptualmente por mezclar categorías que no tienen nada que ver, como técnicamente por no incorporar el cambio metodológico de la encuesta. Los datos son incomparables”, acota.

Artículo de: Miriam Leiva

Fuente:  Pulso

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