“La ley puede ser silenciosa o decir algo, pero si lo dice a medias, entonces produce muchos problemas”, comentó esta semana la economista chilena y profesora emérita de California State University of Long Beach, Alejandra Cox, durante la presentación que hizo de dos de sus recientes artículos sobre negociación colectiva, el primero, enfocado en un análisis histórico del proceso y los efectos probables de la reforma laboral, y el segundo, con un enfoque comparativo de la evidencia internacional.
Invitada como principal expositora a un seminario organizado por la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad Andrés Bello (UNAB), planteó -en el caso de su trabajo sobre la nueva Ley 20.940- que los efectos salariales y de empleo derivados de la reforma van en contra del objetivo de ésta, en cuanto a potenciar una mejor distribución del ingreso y aunque no en el sector de los sindicalizados, la desocupación podría subir dos puntos por efecto de la reforma.
Ud. plantea que el ordenamiento institucional del mercado laboral es uno de los factores detrás del buen desempeño histórico de la economía chilena, incluyendo el rápido aumento de los salario. ¿Los cambios que introdujo la reforma afectarán la trayectoria futura de los salarios?
El trabajo que presenté en la UNAB no es tan ambicioso como para proyectar una trayectoria de largo plazo. Lo que sí puedo decir es que, si otras variables no cambian, el sólo aumento del poder de negociación de los sindicatos tiende a aumentar los salarios en el sector sindicalizado y a disminuir el empleo en ese sector. En el resto de la economía habría una expansión de empleo y disminución del salario. Esto, relativo a lo que hubiera sucedido sin la reforma. Para hablar de trayectoria de largo plazo tenemos que pensar en cómo afecta esta reforma a variables que afectan el crecimiento, como la inversión.
Según su análisis, por efecto de la reforma el empleo en el sector de sindicalizados se reduciría y el salario se elevaría. ¿Por qué?
El punto inicial es que la reforma aumenta el poder negociador de los sindicatos y, por tanto, los salarios del sector sindicalizado suben. Cuando el costo salarial sube, las empresas tienden a reorganizar sus operaciones tratando de minimizar el alza de costos. Eso las lleva a sustituir hacia más maquinaria, sistemas computacionales, etc. En otras palabras, se reduce el empleo. Esa relación negativa entre salarios y puestos de trabajo es lo que llamamos “curva de demanda”.
Sobre la trayectoria del desempleo sostiene que su comportamiento, con o sin reforma, dependerá de las elasticidades involucradas. ¿Por qué usa un modelo que supone que hay desempleo? ¿Qué pasaría con esa variable?
Cuando suben los costos de la mano de obra, las empresas emplean a menos operarios; hay gente que pierde su empleo. Algunos de estos encuentran trabajo en el resto de la economía, con un salario más bajo. Vale decir, unos pierden la pega y algunos se emplean a un salario menor. El efecto neto depende de lo que los economistas llaman elasticidades. En mi opinión, bajo sus valores más posibles el empleo total cae con una reforma como la chilena.
Sostiene que el efecto redistributivo de la reforma no se cumpliría, porque los ingresos del capital en el sector sindicalizado disminuirían, mientras que los ingresos de capital en el sector no sindicalizado aumentarían.
Eso pasa porque el énfasis está en mejorar la situación de los trabajadores sindicalizados, que ya tienen una situación privilegiada respecto del resto.
Poder monopólico
Entre los partidarios de la reforma se planteó que era necesaria para terminar con la asimetría de fuerzas en la empresa entre la administración y los trabajadores. ¿Su trabajo da cuenta de aquello?
Eso es un error. Según el Anuario Estadístico 2016, la tasa de sindicalización en Chile es de 16,5% y, además, tasa que coincide con el promedio de la OCDE para países que negocian contratos colectivos a nivel de empresa. Se dice a veces que el poder de negociación de los trabajadores depende de su afiliación a sindicatos, pero la evidencia indica que los logros salariales importantes, para individuos en particular, se logran con el aprendizaje y se manifiestan al cambiar de trabajo. Esto indica que el dinamismo del mercado de trabajo y su flexibilidad son tanto o más importantes para conseguir mejoras salariales que la negociación colectiva dentro de una empresa.
También advierte que la reforma da curso al poder monopólico de los sindicatos. ¿Por qué?
La reforma aumentó el poder monopólico de los sindicatos al limitar (o prohibir) el reemplazo (en huelga) y al obligar a las empresas medianas y grandes con sindicatos interempresas a negociar colectivamente. En el primer caso, el sindicato tiene poder sobre el trabajo de todos los empleados, ya sean o no socios del sindicato. En el segundo, los acuerdos se aplican a todas las empresas, aunque sus condiciones económicas sean diferentes y aunque algunas estén con problemas financieros.
¿Los tribunales laborales y la DT están preparados si aumentan los conflictos?
El mundo laboral chileno está en una transición hacia la implementación de la reforma y, naturalmente, hay consultas a la autoridad por la aplicación de la nueva ley. Hay que recordar que no todos los contratos colectivos vigentes se renegocian en el mismo año, de manera que, por ejemplo, las consultas asociadas a acuerdos por servicios mínimos se distribuirán en varios años. Además, como indicó Ricardo Solari (ex ministro del Trabajo), algunos han preferido adelantar la negociación renunciando a la opción de ir a la huelga. Así, las partes no tienen necesidad de llegar a acuerdos sobre servicios mínimos y en el intertanto pueden observar y aprender de la experiencia en negociación con opción de huelga de otras empresas.
Artículo de Pamela Jimeno
Fuente: La Tercera