El mercado de divisas está hipersensible. El dólar se ha ido a mínimos de tres años frente a la canasta de las otras monedas relevantes. Ha superado los US$1,25 contra el euro. Respecto al yen, su límite inferior ha sido de 105,54 yenes por dólar. En conjunto, el billete verde ha perdido más de un 2% de su valor esta semana.
El crecimiento salarial en Estados Unidos, más rápido de lo previsto, y algunas sorpresas inflacionarias alcistas han forzado a los mercados a considerar la posibilidad de cuatro alzas de tipos, en vez de las tres inicialmente previstas, por parte de la Reserva Federal (Fed) en 2018. Pero, en contra de lo que sería lógico dada las mayores expectativas de inflación y, por tanto, de tipos más elevados en EEUU, el dólar ha continuado debilitándose en los últimos días.
Explicar este comportamiento es “complicado”, según los expertos, que aseguran que se debe a varios factores. Entre ellos, el temor a que se eleve el déficit en el país por el aumento de gasto público y a que el actual ciclo alcista esté tocando a su fin y sea EEUU el primero que dé señales.
MacroYield recuerda que el IPC subyacente no es la medida más seguida por la Fed y sostiene que el repunte de las expectativas de inflación fue claro, “pero probablemente más de lo razonable en el caso de subidas reales de tipos”, lo que a su juicio ayuda a entender la reaccion de la moneda estadounidense. La firma indica que “las expectativas de subidas de tipos de la Fed no han superado los máximos alcanzados el 2 de febrero, desde entonces no han repuntado tampoco en términos reales”, y apunta que “esta circunstancia es relevante, porque ayuda a entender por qué el dólar se acabó depreciando: no hubo apenas repunte real de rentabilidades. También contribuye a entender el repunte final de la renta variable, que mantiene correlaciones positivas con las expectativas de inflación”.
Varios expertos asocian el movimiento del dólar a su sobrevaloración, otros al incremento del déficit presupuestario previsto, y otros a la salida de dinero desde Wall Street hacia otros mercados más atractivos en términos de valoración.
En Link Securities aseguran que no tienen muy claro qué está pasando con la divisa estadounidense, dado que modelizar el comportamiento del mercado de divisas es muy complejo por el gran número de factores de tipo económico y político que influyen en el mismo, pero sí destacan el impacto que podría tener en los mercados la continuidad de la devaluación del dólar. Explican que “un dólar débil es inflacionista, lo que podría presionar aún más a los bonos estadounidenses, incrementando sus rentabilidades, y terminar por lastrar la evolución de las bolsas de este país. Además, y en lo que afecta a las Bolsas europeas, la revalorización del euro frente al dólar penaliza el comportamiento en Bolsa de las acciones de muchas compañías, con importantes ventas en esta divisa.
Por su parte, Ramón Morell, de ETX Capital, asegura que la presión bajista contra el billete verde parece deberse a un conjunto de factores. El experto coincide con un análisis de Reuters según el cual las razones son “desde la toma de conciencia de que el gobierno de EE UU está buscando una estrategia de dólar débil para potenciar sus exportaciones y frenar las importaciones, y con ello impulsar la economía nacional, hasta la percibida erosión de su ventaja competitiva en la rentabilidad de su renta fija porque otras economías van siguiendo el mismo camino de reducción de sus programas de liquidez”. Y matiza que a esto se unen “las crecientes preocupaciones en relación al déficit del país, que podría dispararse a cerca de un trillón de dólares en 2019 por la explosión del gasto público y los extensos recortes de los impuestos a las empresas”.
Fuente: Pulso