El origen: la firma electrónica
La transformación digital de la contabilidad en Chile tuvo un punto de partida claro: la Ley N° 19.799 sobre Documentos y Firma Electrónica, promulgada en 2002. Esta normativa otorgó a los documentos firmados digitalmente el mismo valor legal que los firmados a mano, abriendo la puerta a una nueva era de procesos 100% electrónicos.
En agosto de ese mismo año, el Servicio de Impuestos Internos (SII) dio inicio al piloto de facturación electrónica con apenas ocho empresas participantes. Entre ellas estaba Transtecnia, que se convirtió así en uno de los primeros tres contribuyentes electrónicos de Chile.
La factura electrónica y la primera integración digital con el SII
Tras el éxito del piloto, en abril de 2003 se autorizó la emisión masiva de Documentos Tributarios Electrónicos (DTE).
Para 2005 ya se habían incorporado guías electrónicas, facturas de compra, liquidaciones y, en 2008, las boletas electrónicas.
En ese contexto, Transtecnia dio un paso histórico: desarrolló el primer sistema de “Contabilidad al Día”, integrando los registros contables directamente con la base tributaria del SII. Esto permitió, por primera vez, que la información contable se actualizara en tiempo real con datos tributarios oficiales.
La digitalización masiva de los hechos contables
A partir de entonces, comenzó la digitalización de múltiples fuentes de información:
📌 Facturas de compra y venta.
📌 Boletas electrónicas.
📌 Depósitos y giros bancarios.
📌 Guías de despacho y documentos aduaneros.
Este ecosistema de datos eliminó gran parte de la carga manual, redujo errores y aceleró la disponibilidad de información para la gestión empresarial.