Uno de los mayores cambios contables de los últimos años. Así es como se refieren en la banca a la propuesta normativa puesta en consulta por la Superintendencia de Bancos (Sbif) en enero pasado, la cual recoge las últimas modificaciones a nivel internacional. Aún no existe una estimación de los costos, pero al interior de los bancos trabajan a toda máquina para tratar de dimensionar el impacto en su patrimonio, y si eso podría afectar la oferta de crédito.
El tema, de hecho, fue tratado el pasado 16 de enero en la última sesión del Comité de Superintendentes. En la cita, el titular de la Sbif, Mario Farren, señaló que la implementación de NIIF 9 modificará los formatos de presentación de los estados de situación financiera y de resultado, del plan contable, además de incorporar nuevas cuentas. Pero, también, explicó que se producirán cambios en “la clasificación y medición de los instrumentos financieros en base al modelo de negocio que utiliza la entidad para gestionar sus activos”.
Y en la industria esa es una de las principales inquietudes, porque los nuevos criterios afectan la contabilidad de los US$44.400 millones que los bancos mantienen invertidos en bonos de la Tesorería, Banco Central y papeles soberanos de otros países.
Según el resumen de la actualización del Compendio de normas contables, publicado por la Sbif al momento de poner la norma en consulta, los impactos dependerán “de las reclasificaciones de activos financieros que generará la primera aplicación a la fecha de transición (1 enero de 2020) y posteriormente, si ocurre un cambio en el modelo de negocios”.
Hasta hoy los bancos pueden clasificar los papeles en tres categorías, cada una con distinto efecto contable. Por ejemplo, la pérdida de valor que afecta a un bono en caso de un alza en la TPM se contabiliza contra el resultado del banco si es que está contabilizado en la cartera de “negociación”, pero si está en la cartera de “disponible para la venta”, va contra patrimonio. Pero la nueva normativa implicará que dicha pérdida de valor irá contra resultados en cualquier caso.
Los otros cambios. Respecto de los créditos, al interior de la banca concuerdan en que los cambios en el devengo de intereses podría afectar a aquellas entidades más expuestas a consumo. Actualmente, los bancos pueden seguir reconociendo por seis meses los ingresos por intereses de aquellos créditos con una o más cuotas impagas, sin embargo, la nueva normativa lo reduce a tres.
En la industria indican que teóricamente eso podría tener un efecto en el crédito toda vez que afecta los ingresos, pero siguen trabajando para calcularlo.
Según la misma Sbif en su resumen, la modificación “debería disminuir los ingresos por intereses, pero contrarrestado con menores gastos de provisiones por riesgo de crédito”.
Los cambios contables, señalan varias fuentes, si bien debieran ir contra patrimonio, igualmente terminarían por afectar los resultados, aunque sea por una vez.
Adicionalmente, la actualización del Compendio de Normas Contables para Bancos, de más de 300 páginas, introduce una serie de nuevos datos que las entidades deben entregar en sus estados de resultados.
Óscar Casal, socio Advisory de KPMG, comenta que las instituciones reguladas por la Sbif ahora deberán emitir un Informe Financiero de acuerdo con el Documento de Práctica de las NIIF “Comentarios de la Gerencia” en el cual, entre otros elementos, se debe proporcionar el punto de vista de la gerencia sobre el rendimiento, situación y progreso de la entidad y su visión respecto al futuro.
“Otro cambio relevante está relacionado con las operaciones pendientes, siendo necesario contar con políticas, procedimientos y controles que permitan reflejar las transacciones de la manera más oportuna posible sin utilizar la cuenta de operaciones pendientes”, dice Casal.
La nueva normativa estará en consulta hasta el próximo 18 de marzo, para emitir la definitiva en abril. Dos meses antes de que la Sbif y la CMF se fusionen.
Artículo de Maximiliano Villena
Fuente: Pulso