El escenario económico cambió. El panorama externo se complejizó afectando las perspectivas de crecimiento para el mundo. Si bien el inminente acuerdo entre Estados Unidos y China, que pondría fin a la guerra comercial, sería positivo, no tendría un impacto demasiado grande para las perspectivas de crecimiento de Chile.
A nivel interno, la discusión de la reforma tributaria se ha complejizado más de la cuenta y todavía no se logra aprobar la idea de legislar. Todos estos factores están afectando las expectativas de PIB de los agentes. De hecho, la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central recortó por segunda vez consecutiva la proyección de alza para el PIB de 2019 pasando de 3,6% en enero a 3,5% en febrero y 3,4% ahora en marzo. Mientras que el Consensus Forecasts prevé que la actividad crecerá 3,3%.
Esta nueva realidad económica será la que deberá reflejar el Banco Central en el próximo Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo que presentará el 1 de abril ante la Comisión de Hacienda del Senado.
Entre las principales modificaciones los economistas esperan que recorte la proyección de crecimiento desde el rango 3,25% a 4,25% a uno entre 3% y 4%, centrado en 3,5%. Martina Ogaz, economista de EuroAmerica sostuvo que “se debería corregir a un rango de 3% a 4%, más que nada para ajustar el punto medio a las cifras que tiene internalizadas el mercado actualmente y que también ha ido sincerando con las nuevas cifras de enero”.
En el detalle, la demanda interna crecería entre 3,1% y 3,8%, mientras que la inversión será la variable que apuntalará el crecimiento. Entre los expertos esperan que mantenga la proyección de 6% estimada en diciembre, mientras que para el consumo, las estimaciones se mantienen entre 3,3% y 3,5%.
Inflación y política monetaria. El mercado espera también que el Central refuerce el mensaje que ha entregado el presidente del ente rector, Mario Marcel, quien afirmó a principios de marzo que “no estamos apurados en normalizar la política monetaria; queremos seguir un camino consistente con la convergencia de la inflación en el mediano plazo, fortalecer la resiliencia de la política monetaria y tener la disposición a responder a un eventual empeoramiento en las condiciones externas”.
Estas declaraciones de inmediato fueron interpretadas por el mercado como señal de moderación, y que por ende ya no habrán cuatro alza este año, sino que a lo más un incremento durante el presente ejercicio. Esta modificación es la que debe quedar reflejada en el próximo IPoM.
Antonio Moncado, economista de BCI puntualizó que “habrá una moderación en el tono de la normalización monetaria, atendiendo a menores presiones inflacionarias y al ajuste en la visión de actividad. Ajustaría su supuesto de trabajo a lo implícito en expectativas de instrumentos financieros, esto es, un alza adicional durante el segundo semestre de este año”.
Martina Ogaz acotó que “el Banco Central más que nada se debería ajustar a lo que tienen las expectativas Swap que es un alza adicional en el segundo semestre”.
César Guzmán, economista de Security argumentó que “el BC moderará su tono restrictivo, dado principalmente tres factores: el cambio en el discurso de la Fed, acompañada de otros bancos centrales desarrollados, hacia una postura más expansiva, presiones inflacionarias contenidas a nivel local con algo más de holguras de las estimadas en diciembre”.
En cuanto a las perspectivas de inflación, los economistas coinciden en que hará un recorte dado el comportamiento actual de los precios. Así se espera que el ajuste pase de 2,9% a un rango entre 2,5% y 2,8%.
Artículo de Carlos Alonso y Francisca Álvarez
Fuente: La Tercera