El mercado laboral en Chile se sigue debilitando, tanto por los efectos de la crisis social y la violencia tras el 18 de octubre, como por el impacto del coronavirus.
Según informó el jueves el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de desempleo a nivel nacional llegó a 8,2% en enero-marzo, un punto porcentual más que en el mismo período del año pasado y cuatro décimas por encima del trimestre móvil inmediatamente anterior. Según el organismo estadístico, esto significa un aumento de 109 mil nuevos desempleados durante el último año, lo que se explica por un aumento de 172 mil personas que entraron a la fuerza laboral en los últimos 12 meses, mientras en el mismo período se crearon sólo 63 mil nuevos puestos de trabajo.
Pero al ver las cifras en mayor detalle la situación es aún peor. Un informe de ClapesUC muestra que la composición de los ocupados se ha estado deteriorando durante los últimos meses, en especial tras octubre.
Durante enero-marzo, esos 63 mil nuevos empleos se descomponen en una caída de 96.963 formales y un incremento de 160.277 informales. “De esta manera, se profundiza marcadamente la tendencia a la destrucción del empleo formal que ya venía ocurriendo producto del estallido social, mientras que la creación de empleo informal muestra una leve desaceleración respecto a lo informado en el reporte oficial anterior”, señala el informe realizado por el economista Juan Bravo.
Con este aumento de informales, la cantidad de trabajadores en esa condición llega a 2.580.000 al finalizar marzo, lo que corresponde al 28,9% del total de ocupados (1,6 pp más que hace un año), la tasa más alta desde que se hace esta medición, a mediados de 2017. Por sexo, el 27,5% de los trabajadores hombres es informal y el 30,8% de las mujeres.
“Actualmente, debido a la crisis por Covid-19, nos enfrentamos a un periodo de fuerte contracción de la producción, lo que, como predice la teoría económica, llevará a una importante destrucción de empleo asalariado privado formal. Sin embargo, el punto de partida de la economía y el mercado laboral al inicio de la crisis es muy relevante para poder determinar sus impactos. No da lo mismo enfrentar la crisis actual con un mercado laboral robusto y dinámico que con uno debilitado. Lamentablemente Chile está en el segundo caso, puesto que ya manifestaba signos de deterioro previo a esta recesión debido a la crisis social interna que se desató a partir del 18 de octubre de 2019”, señala Bravo.
Otro cambio importante en materia de empleo que marca el informe, y que es esperable en la situación de crisis sanitaria, es un aumento de los ocupados que trabajan desde su propio hogar. Al trimestre enero-marzo 2020 el incremento anual fue de 97.859. La mayoría de ellos son por cuenta propia, que son formatos de empleo que ofrecen mayor autonomía y flexibilidad para trabajar (aunque en general más precarios). De esta manera, usualmente las variaciones de trabajadores que se desempeñan desde su hogar son lideradas por quienes lo hacen bajo los formatos de cuenta propia. Sin embargo, en el contexto de la crisis por coronavirus, son los trabajadores asalariados del sector privado quienes están encabezando los incrementos anuales de empleo realizados desde el hogar, los cuales aumentaron anualmente a una cifra récord de 42.389 al trimestre enero-marzo 2020.
Desalentados
El informe también destaca el segmento de personas que se encuentran fuera de la fuerza laboral y en particular el fenómeno del desaliento. “Se define como desalentado a aquella persona que no buscó empleo en las últimas 4 semanas, y no buscó un empleo porque se cansó de buscar o cree que no lo encontrará, pero que estaría disponible para iniciar un trabajo en las 2 semanas siguientes. Esto significa que cuando la búsqueda de un empleo se vuelve o se cree que será infructuosa, algunos trabajadores dejan de buscarlo, lo que implica que dejan de formar parte de la fuerza laboral y pasan a conformar la población inactiva”, dice el documento.
Así, los datos muestran un incremento récord de desalentados, que aumentaron a un ritmo anual de 43.769 al trimestre enero-marzo 2020, totalizando 113 mil personas, 62,8% más que hace un año.
Ese dato es clave, ya que si esas personas siguieran siendo contabilizadas como parte de la fuerza de trabajo, la tasa de desocupación habría llegado en marzo a 9,3%, 1,1 punto porcentual más que el dato oficial.
“En la estadística quedan clasificados como inactivos, pero que representan un desempleo ‘latente’ o ‘encubierto’”, dice Bravo.
Fuente: La Tercera
Artículo de Rodrigo Cárdenas