Este lunes se cumplió un nuevo hito en el marco de la implementación de los estándares de Basilea III, los que buscan dotar a la banca chilena de mayor capital propio y liquidez para evitar escenarios de crisis como la de la década de los ochenta a nivel local o como la subprime a nivel global.
Lo anterior porque la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que absorbió a la Superintendencia de Bancos recientemente, puso en consulta la primera norma para la implementación de Basilea III, consistente en la metodología para la determinación de bancos de importancia sistémica. Este proceso culmina el 26 de septiembre.
En una conferencia de prensa realizada para anunciar el hito, Nancy Silva, directora de Estudios de la CMF, explicó el costo total que tendrá para la banca el proceso.
A los US$3.000 millones que requerirá la banca en general para cumplir con los mayores estándares que impone Basilea III, indicó que se sumarán otros US$2.500 millones para los bancos que sean considerados sistémicos. En ese sentido, precisó que ese será el piso mínimo que requerirá el sector para adaptarse a las normativas.
En ese contexto, indicó que se utilizarán cuatro variables para determinar qué bancos son sistémicos. Una de ellas es el tamaño de cada entidad, que pesará un 30% en la ponderación, la interconexión (30%), la sustitubilidad (20%) y la complejidad (20%).
“Si tu importancia relativa en el mercado, con estos cuatro factores, es mayor al 10%, entonces tu eres sistémicamente importante”, aclaró Silva.
En base a ello, dijo, se fijarán algunos requerimientos para los bancos sistémicos. El primero de ellos, que será general para los de esa categoría, es que se les exigirá un capital básico adicional entre 1 y 3,5 puntos porcentuales de los activos ponderados por riesgo.
Y si en el proceso de revisión anual que realizará la CMF para evaluar qué bancos son sistémicos encuentra situaciones que así lo requieran, impondrá requerimientos adicionales al banco sistémico, entre ellos, que la exigencia de capital básico sea complementada con hasta un 2% de mayor capital o que haya una reducción del margen de los préstamos interbancarios.
De este modo, podrían subir aún más las exigencias de capital si se dan situaciones extraordinarias.
Beneficios económicos y lo que viene
En paralelo, Nancy Silva señaló que “los beneficios económicos netos anuales derivados de una mayor estabilidad financiera alcanzarían alrededor de 0,5% del PIB, superando largamente los costos asociados a las exigencias adicionales de capital”.
De todos modos, explicó que esto no implicará un impulso para la economía local, sino que se compara con una situación de crisis financiera. Es decir, si no se implementara Basilea III habría un costo de 0,5% del PIB anual en un proceso de crisis, respecto de un escenario en el que sí se apliquen.
Esta norma es la primera de 16 que la CMF pondrá en consulta, las cuales deben estar implementadas en diciembre de 2020.
Asimismo, la resolución que establecerá cuáles son los bancos sistémicos se publicará en marzo de 2021.
Artículo de Gabriel Álvarez López
Fuente: La Tercera