El Banco Central (BC) en su Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre, delineó que en su escenario base, la inflación anual se iría incrementando hasta llegar a 2,4% a fines de 2017. Para el 2018, en tanto, llegaría al 3% durante el segundo semestre, “valor en torno al que oscilará hasta fines del horizonte de proyección”, precisó el BC. Sin embargo, ese escenario central no se está concretando. Si bien en su informe planteó como riesgo la inflación de corto plazo estaba sesgada a la baja, no estaba dentro de su radar que se materializara de manera inmediata.

Esto porque desde que se publicó el 6 de septiembre hasta que se conoció el histórico dato de IPC de -0,2% de ese mismo mes pasaron sólo 30 días. El registro a su vez, tuvo implicancias directas en las proyecciones que los agentes del mercado tenían para la inflación 2017. Por ello, las previsiones comenzaron a reducirse a un nivel de entre 1,7% y 1,9%, dejando desactualizada las proyecciones de IPC para 2017 que previó el ente rector en 2,4% y complicando la proyección de mediano plazo que tenía el Central que apuntaba a llegar a 3%.

Esta nueva realidad instaló el debate sobre la precisión del BC para calibrar las proyecciones de inflación e instaló una vez más los riesgos de un desanclaje de expectativas a dos años plazo, lapso que permite al instituto emisor realizar su política monetaria. Es más, un reflejo de este inminente riesgo es lo que refleja tanto la Encuesta de Operadores Financieros y la encuesta de activos financieros -forwards- las que proyectan que para dos años plazo se ubican en 2,6%. Mientras que para un período de 12 meses, la previsión de los operadores sitúan los precios en 2,3%.

Debate

Frente al riesgo de que se desanclen las expectativas a dos años plazo, los economistas mostraron posiciones enfrentadas. Entre quienes alertan por un posible desanclaje de expectativas se ubican BBVA que señalaron que “las expectativas de inflación a dos años plazo tanto de los operadores financieros como la implícita en los precios de los activos se ubica marcadamente bajo 3%, “una señal inequívoca de desanclaje inflacionario”. Asimismo, Guillermo Le Fort, economista de Le Fort Economía y Finanzas, sostuvo que “ciertamente la inflación va a cerrar el año bajo 2% y en ese sentido hay un desvío”. Por ello, añadió que “hay algún riesgo”. Explicó que lo preocupante “es que este desvío puede ser más duradero y abarcar una buena parte del próximo año e implicar que dentro del horizonte de planeación de política monetaria la inflación no volvería a 3%”.

Felipe Alarcón, economista de Euroamerica, subrayó que “el BC ahora está viendo una probabilidad más alta que se concrete el riesgo bajista de los precios”. En ese sentido, acotó que si bien, el BC sistemáticamente ha desechado que la inflación mensual “registre bajas que no estén en su escenario base, argumentando que lo que le interesa es la inflación a dos años y se escudan en lo que dicen la Encuesta de Expectativas que mantiene su proyección de 3% a dos años plazo, sin considerar la visión de la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) y de los activos financieros proyectan un IPC de 2,6% a dos años plazo”. Otra postura entregó el economista de BICE inversiones, Sebastián Senzacqua, quien aseveró que lo que refleja las expectativas de los operadores “no tienen una mayor ponderación. Pese a esta menor inflación, los economistas no ven todavía una reacción inmediata del BC recortando la tasa de interés.

Artículo de Constanza Ramos

Fuente:  Pulso

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