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Un inédito incremento anual de 28% tuvo el número de Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) en 2018, de acuerdo con estadísticas de la Unidad de Análisis Financiero (UAF) revisadas por PAUTA. Se trata del mayor salto desde 2015, cuando se habían incrementado en 45%.

Los datos indican que la banca no solo concentró el 37% del total de ROS de 2018, sino que se transformó en uno de los sectores obligados a reportar con un mayor dinamismo ese año. Mientras en 2016 presentaron un total de 1.002 casos a la UAF, en 2018 la cifra casi se duplicó, al llegar a los 1.889 casos.

Esto significa que los bancos incrementaron sus propias sospechas sobre clientes que podrían estar lavando dinero (LA) o bien estar relacionados con actividades de financiamiento del terrorismo (FT). El número es elevado cuando se le compara con años previos, pero no es solo eso. “La importancia y gravedad de este tema se nota porque el número de operaciones sospechosas crece a una tasa mayor que la de las transacciones del sistema”, comenta a este medio un ejecutivo de un banco.

Otros de los sectores de importancia que incrementaron su número de ROS fueron las casas de cambio (48%), corredoras bursátiles (44%), AFP (16%) y emisoras de tarjetas de crédito (14%). En cambio, disminuyeron los ROS de los casinos de juegos (1%) y de las empresas de transferencia de dinero (29%).

Una vez que la UAF recibe los reportes de las entidades obligadas a reportar, realiza una depuración que denomina “inteligencia financiera”. En su informe, la UAF dice que en 2018 “detectó indicios de LA/FT en 294 ROS, lo que corresponde a un incremento de 62,4% anual. La información fue enviada al Ministerio Público, a través de 81 Informes de Inteligencia, equivalente a un alza de 26,6% anual”.

Los bancos representan el 46,3% de los 1.332 ROS con indicios de LA/FT en el período 2014-2018 y cuyos antecedentes fueron enviados a la Fiscalía Nacional.

La explicación del incremento bancario

Una fuente conocedora de estas materias cuenta a PAUTA que existen elementos que permiten entender este boom de reportes de operaciones sospechosas. Uno de ellos es el impacto que han tenido los casos de corrupción en Carabineros y las Fuerzas Armadas, que han puesto presión a las instituciones privadas para enviar un conjunto mucho mayor de datos a la UAF. De hecho, parte de las críticas que hubo en el Congreso ante lo sucedido con Carabineros es cómo la institucionalidad pública fue incapaz de detectar los ilícitos.

“Hoy se reporta cualquier situación sospechosa. Antes, regularmente solo se reportaban delitos”, comenta una alta fuente de un banco. “En la duda, ahora prefieres reportar. Cuando un ejecutivo tiene una alerta y no la entrega, se convierte en sospechoso. Hay varios bancos que tienen comités de operaciones sospechosas”, dice el mismo ejecutivo.

Un personero distinto vinculado con otro banco cuenta que la tecnología ha ayudado mucho. “Antes los escaneos se hacían manualmente. Ahora hay softwares y sistemas digitales que hacen barridos automáticos”, describe.

Los bancos con capitales internacionales han generado una mayor presión en el mercado chileno, debido a los mayores controles que imponen en sus propias matrices.

Otro elemento destacado por quienes manejan estos temas es la madurez propia de un sistema creado precisamente para sondear a tiempo las actividades criminales de lavado de activos y de financiamiento del terrorismo.

Coincide con ello el ex gerente general de la Asociación de Bancos Alejandro Alarcón. El académico de la Univerisdad de Chile cree que faltan más antecedentes para identificar una causa detrás de estas cifras, pero hipotetiza que un factor es la mayor proactividad de estos actores. “Quizás en otros años hayan tenido menos celo, pero hoy existe un mayor comprensión de la importancia de estos temas”, comenta.

De hecho, la propia UAF ha potenciado sus actividades de capacitación entre actores públicos y privados. Esas acciones, por lo tanto, son otro factor que podría explicar el salto en los ROS de los últimos años.

Artículo de Eduardo Olivares – Cristián Rodríguez

Fuente:  Pauta