Un cauto optimismo sobre el devenir de la economía chilena muestra el economista jefe de Banco de Chile, Rodrigo Aravena. Por un lado, plantea que lo más bajo del ciclo ya quedó atrás. En el pasado. Y que por ello, la actividad debiera crecer 3% el próximo año, e incluso no descarta que sea sobre 3%. Pero todo este entusiasmo se frena a la hora de analizar el escenario político, ya que tras las elecciones del pasado domingo el cuadro quedó abierto sobre quién será el próximo Presidente de Chile y, por lo tanto, qué políticas públicas aplicará. “Dado que en el actual contexto hay una elección presidencial con distintas visiones en aspectos claves como tributarios, laborales y política fiscal, es natural que se genere un aumento en los niveles de incertidumbre y por ende en expectativas”, subrayó.

El Banco Central espera un crecimiento entre 2,5% y 3,5% para el próximo año, mientras que las expectativas del mercado se sitúan en 3%, ¿hay señales más firmes que indiquen una recuperación más firme?

-Tenemos varias razones para esperar una recuperación importante el próximo año. Lo peor del ciclo ya pasó. Es muy probable que de aquí en adelante comencemos a ver cifras que vayan consolidando el crecimiento en torno a 3% el próximo año. E Incluso no me extrañaría que se pueda crecer sobre 3% en 2018.

En ese sentido, ¿cuáles son los impulsos que tendrá la economía el próximo año?

-Habrá un impulso externo. La región está volviendo a crecer. A ello se suma un mayor precio del cobre lo que llevará a que el sector minero tenga un mejor comportamiento. Todo esto sumado a mejores expectativas locales, son elementos suficientes para esperar una recuperación el próximo año.

La elección presidencial abrió dudas sobre quién será el próximo Presidente de Chile, ¿esto podría tener efectos en los indicadores de expectativas?

-Hay evidencia abrumadora que permite sostener que el correcto diseño e implementación de las políticas públicas son determinantes sobre el crecimiento y desarrollo de un país. En otras palabras, contar con buenas políticas sin lugar a dudas marca la diferencia en el largo plazo.

Es decir, ¿este nuevo escenario de elecciones podría generar nuevos efectos sobre las expectativas?

-Dado que en el actual contexto hay una elección presidencial con distintas visiones en aspectos claves como tributarios, laborales y política fiscal, es natural que se genere un aumento en los niveles de incertidumbre y por ende, en expectativas. Es importante recordar que la incertidumbre política ha tenido un rol importante en decisiones de inversión, tal como lo ha reflejado, entre otros, el informe de percepciones de negocios del Banco Central. En la medida que no se aclaren estos temas y el crecimiento no vuelva a estar en el centro de la discusión de las políticas públicas, la recuperación de las expectativas podría tomar más tiempo y por ende, la recuperación del país.

¿El riesgo de incertidumbre interna se acrecentó?

-La volatilidad que han mostrado los mercados financieros son un fiel reflejo del aumento en los niveles de incertidumbre. Pero acá más que la incertidumbre, lo realmente importante es tomar todas las medidas y despejar dudas para que la economía vuelva a crecer y con ello acelerar el paso al desarrollo.

¿Considera que los programas presidenciales en esta nueva etapa deberían poner mayor énfasis en crecimiento?

-El principal desafío que tiene Chile es retomar la senda de crecimiento económico, lo cual indudablemente tiene efectos en variables críticas como calidad del empleo, salarios e ingresos fiscales, etc. Creo que luego de 4 años creciendo a una tasa muy inferior al potencial y al resto del mundo simplemente no hay espacio para no poner el crecimiento como prioridad, realmente no tenemos opción. Ello es aún más relevante al considerar el deterioro fiscal que ha existido durante los últimos años, lo cual ha dejado a la política fiscal con mucho menor margen de acción.

¿Se puede elevar el PIB tendencial de 2,6% a 3,5% en cuatro años como lo plantea la candidatura presidencial de Chile Vamos?

-Vamos a tener un mejor ciclo por razones externas e internas. Pero una cosa es el ciclo, y otra la capacidad de crecimiento de Chile. Y aquí debemos ser realistas. En los últimos años, la capacidad de crecimiento ha caído bastante. Y lo ha hecho principalmente por el mal comportamiento que ha tenido la inversión. Eso sumado a la falta de recuperación de la productividad y también con aspectos demográficos que están afectando el mercado laboral, son elementos que atentan contra la capacidad de crecimiento de la economía.

¿Qué medidas concretas se deben realizar?

-Tenemos que estar conscientes que es poco probable que el ciclo minero que nos acompañó antes ya no estará y por ello, la pregunta que debemos hacernos es qué sectores serán capaces de compensar al menos una parte de la inversión que tuvimos por el lado de la minería. Las próximas autoridades van a enfrentar desafíos importantes en algunas áreas para reactivar la inversión, y ahí hay dos sectores claves: energía e infraestructura. El gran desafío de Chile no es administrar bien un crecimiento de 3%, sino que aumentar la capacidad de crecimiento hacia adelante.

¿La inversión volverá a crecer el próximo año?

-Es probable que vuelva a crecer el próximo año. Y este será el sector que impulsará el crecimiento de la demanda interna el próximo año, esto porque el consumo se mantendrá en niveles simulares a los actuales.

¿Se deberá revisar las reformas tributarias, laboral y de pensiones?

-Hay que revisar el tema tributario para ver dónde se puedan hacer mejoras y eso pasa desde la simplificación hasta revisar la carga actual. Hay que revisar también que espacio hay para ver otras reformas como lo laboral, pensiones.

¿Hay problemas con el mercado laboral en cuanto a la participación?

-Con un crecimiento de población de 1%, y con gente menor a 40 años que prácticamente no crece, la fuerza de trabajo será más bajo, por ello, la pregunta es qué políticas se han estado realizando para aumentar la tasa de participación laboral, que para Chile en mujeres y jóvenes es bastante baja. En este punto hay un desafío y por ello las medidas que apunten a mejorar esta área pueden marcar la diferencia.

¿Es la nueva normalidad de Chile un crecimiento entre 3% y 3,5%?

-Una de las principales discusiones pos crisis ha sido la nueva normalidad de la economía global. Es razonable hoy con las condiciones actuales tener un crecimiento cercano a 3%. Para aumentar más esta capacidad requiere aumentar su capacidad estructural. Chile tiene desafíos en materia de crecimiento porque la pista se nos pondrá pesada por lo cambios demográficos, porque el cobre no nos ayudará de la misma manera y por ello, hay que poner énfasis en crecimiento y realizar las mejoras institucionales.

¿Cuáles son los principales riesgos que enfrentará la economía el próximo año?

-El precio del cobre a estos niveles nos ayuda bastante, pero hay riesgos de que tengamos un evento geopolítico inesperado lo que podría impactar el precio del metal. A nivel interno, las expectativas están jugando un rol muy importante. Si bien el escenario base es que se recuperen, hay un riesgo que no se produzca y eso afecta la inversión y el crecimiento.

En otro ámbito, ¿cuál es su perspectiva para la política monetaria?

-Nuestro escenario base contempla una tasa estable. La política monetaria hoy es altamente expansiva. Es una tasa apropiada considerando las expectativas de recuperación que tiene Chile. No podemos descartar todavía un recorte de la tasa, pero para plantear esa opción deberíamos tener primero un deterioro en las expectativas de crecimiento o un desanclaje de las expectativas de inflación.

“Hemos tenido un deterioro fiscal. Hay poco espacio para decir lo contrario”

Durante este Gobierno ha estado en el debate público el manejo fiscal que ha tenido la actual administración, ¿cuál es su visión al respecto?

-Hemos tenido un deterioro fiscal. Hay poco espacio para decir lo contrario. La deuda pública ha aumentado de manera importante, y cerca de un 60% de ese incremento se ha producido en los últimos 4 años. Pero la discusión se debe abordar con criterios técnicos. Y con una visión amplia. Hay espacio para fortalecer la regla y lograr una mayor independencia del ciclo político, reducir grados de discrecionalidad de la regla y fortalecer la autonomía del Consejo Fiscal Asesor.

En este contexto, ¿el Gobierno debió ser más austero en el Presupuesto 2018?

-Se esperaba que luego de la rebaja en la nota crediticia, el aumento de la deuda pública, el Gobierno pudo haber hecho un esfuerzo mayor de autoridad fiscal del Presupuesto 2018. Si tuviéramos que plantear algo hacia adelante deberíamos partir con el diagnostico que existe un deterioro fiscal importante, pero todavía tenemos deuda baja, lo que nos permite hacer ajustes sin que sean dolorosos para el país.

Para controlar el gasto a futuro, ¿qué medidas se podrían desarrollar?

-El fortalecimiento institucional de la regla es un objetivo que se debe revisar. De qué manera se haga, es algo que se debe discutir, pero el norte debiera ser ese. Pero también pasa por tener escenarios realistas de largo plazo. Cuando uno ve el escenario fiscal cuando se propuso la Reforma Tributaria en 2014, el crecimiento potencial era cercano al 4% para fines de este año. Por ello, de qué manera las decisiones fiscales puedan capturar las cifras del pasado es algo que está pendiente. Lo que hace esta regla es solamente mirar hacia adelante sin internalizar las desviaciones de los déficits esperados de años anteriores y eso es algo que se debe corregir.

Artículo de Carlos Alonso

Fuente:  Pulso

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