Dejando atrás su rol de “francotirador” contra el actual Gobierno que ejerció hasta antes de la segunda vuelta presidencial del pasado 17 de diciembre, el próximo ministro del Trabajo de Sebastián Piñera, Nicolás Monckeberg, ha empezado a innovar en su estrategia política, a medida que se acercan los días para que asuma el cargo el 11 de marzo.
El hasta hoy diputado (RN) ha remarcado en sus últimas declaraciones que quiere ser “el ministro de los acuerdos” en materia laboral y previsional. En la bilateral oficial que sostuvo ayer con la actual titular de la cartera, Alejandra Krauss, el abogado reforzó dicha idea. “La confianza no existe cuando no hay diálogo y no hay acuerdo. Nosotros vamos a ser fieles representantes de esta bandera, que nuestro país vuelva a dialogar, vuelva a sacar legislaciones en virtud de los acuerdos, que en cada política pública nuestro país se reencuentre, entendiendo que no somos poseedores de la verdad, no venimos con retroexcavadora, sino que con el ánimo de dialogar con los parlamentarios de nuestra coalición y con los de oposición, que es lo más importante”, señaló.
Uno de los primeros test donde la receta de Monckeberg se pondrá a prueba es en el debate de las correcciones a la Reforma Laboral del saliente Gobierno. Ahí la futura autoridad reconoció que los perfeccionamientos a la legislación podrán ser vía administrativa y legal, pero condicionados al logro de acuerdos. “Todas las reformas que existen hay que analizarlas, evaluarlas y no hay que tener miedo a corregir cuando hay motivos para perfeccionarlas. Nosotros queremos decir tajantemente: no venimos con retroexcavadora para la reforma laboral, ni en otra reforma. Es evidente que si hay aspectos en esta reforma que podamos concordar en virtud del diálogo, del análisis objetivo, que se pueden hacer mejoras por la vía administrativa, vía legal, lo vamos a hacer. Eso va a ser fruto del diálogo, del estudio objetivo y del acuerdo que logremos”, dijo.
A nivel técnico, el equipo de colaboradores más cercano a Piñera planteó dos fórmulas para regular los vacíos regulatorios y figuras controvertidas de la reforma. La primera apunta a que la Dirección del Trabajo (DT), reconociendo el carácter vinculante del fallo del Tribunal Constitucional (TC) que derogó la titularidad sindical, realice una reconsideración de su dictamen de marzo de 2017 y reconozca que los grupos negociadores pueden negociar regladamente con su empleador.
La otra alternativa planteada es el envío de una ley corta o de un proyecto misceláneo en temas laborales, que incluya un reconocimiento legal a los grupos, fijándoles un procedimiento bajo el cual deberían poder negociar colectivamente.
Trascendió que hasta ahora una de las fórmulas que más ha cobrado fuerza es anticipar la discusión vía cambios administrativos (dictámenes, resoluciones e instrucciones de la DT) y luego consolidarlos y profundizarlos con un ajuste legal.
Monckeberg también resaltó los dichos de la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, quien dijo a La Tercera que no se cierra a modificaciones a la Reforma Laboral. “Recojo el espíritu en sus últimas declaraciones de Bárbara Figueroa, y de otros dirigentes sindicales, en el sentido de que es hora de dialogar, de conversar nuestras diferencias porque la palabra trabajo no está para dividir a los chilenos, está para unir a todos”, destacó. La misma fórmula del diálogo y los acuerdos tratará de repetir Monckeberg en la reforma previsional que enviará Piñera al Congreso. Incluso en esa discusión explorará la creación de una AFP estatal para buscar consensos.
Artículo de Juan Pablo Palacios
Fuente: Pulso