Un proyecto de ley que sigue avanzando su tramitación, en el Senado, se refiere a la modificación gradual de la jornada ordinaria de trabajo, de 45 a 40 horas semanales, en 8 horas diarias de la jornada se distribuye en 5 días, y 6 horas y 40 minutos si la jornada se distribuye en 6 días. Sin embargo, este proyecto modifica la media hora de colación, extendiéndola a 1 hora, pero que para todos los efectos legales, se entenderá trabajada. Sin embargo, ello no significa que dejen de existir jornadas especiales, permitiendo incluso que empleador y trabajador acuerden que los días de trabajo y de descanso se promedien en períodos bimensuales o trimestrales.
Uno de los aspectos más relevantes de esta medida, es su gradualidad, ya que considera que la vigencia de la ley será de un año después de promulgarse, y además, que las empresas cuyos ingresos anuales no excedan 75.000 UF, podrán acceder a la aplicación de la reducción de la jornada de manera gradual, en razón de 1 hora por año, para llegar a las 40 horas en un período de 5 años.
Puede llamar la atención que este proyecto tenga apoyo transversal – hasta hoy – desde el gobierno y la oposición, pues se advierte que esta medida sigue los lineamientos de la OCDE, la que resultaría en una mayor productividad y mejores condiciones de vida para los trabajadores.
Desde nuestra mirada, creemos que este tipo de medidas pueden ayudar a reactivar la vuelta al trabajo presencial, empujando a un grupo de trabajadores más jóvenes, a integrarse al mercado laboral formal.