La reforma tributaria estará lejos de recaudar lo que comprometió y así quedará demostrado en la Operación Renta de este año. La sentencia es de Ricardo Escobar, director del Servicio de Impuestos Internos (SII) entre 2006 y 2010 y socio del estudio BofillEscobar. El abogado, ex militante PPD y uno de los fundadores del partido político Ciudadanos, es crítico sobre el legado de la Nueva Mayoría, asegura que la reforma impositiva de Michelle Bachelet ha demostrado tener un elevado nivel de complejidad y costo de cumplimiento y que, más aún, ha significado en la práctica una rebaja de tributos a los sectores más acomodados. Por eso, propone en primer lugar volver a elevar a 40% la tasa máxima para la renta de las personas. Escobar ve con buenos ojos el inicio del gobierno de Sebastián Piñera y se muestra muy distante de las ideas de la oposición. “Preferiría ser el ala izquierda de este gobierno que el ala derecha con poca o ninguna influencia en un grupo que defiende ideas populistas”, afirma.

Antes de la segunda vuelta presidencial dijo que votaría por Piñera “con dolor de estómago”. ¿Cómo ha visto el primer mes del gobierno? ¿Sigue con dolor de estómago?

– Creo que nos ha dado un analgésico a todos, porque ha sido una mejor instalación que la de su primer gobierno. Se nota una madurez política para enfrentar los temas. De los que aquí me tocan, veo como una muy buena señal el anuncio de que la reforma tributaria se haría con un plazo prudente para estudiar y preparar bien su propuesta, a diferencia del gobierno anterior que a los 15 días entró con un proyecto muy mal hecho, muy improvisado.

Además, ha sido una buena sorpresa también la invitación a generar acuerdos nacionales. Habrá quienes lo miran con sospecha o no, pero desde luego para que haya algún acuerdo nacional lo primero es que haya una invitación, y eso ya es bueno en sí mismo.

La reforma tributaria ya está en régimen, en pleno proceso de Operación Renta. ¿Cuál es su diagnóstico sobre la implementación y los resultados de la reforma?

– Se demostró que tiene un costo en nivel de complejidad y cumplimiento altísimo, tal como lo habíamos anunciado varios desde el principio, cuando esto surgió en 2014. Eso es algo que afecta desde las grandes a las pequeñas empresas, pero especialmente a estas últimas, que son las que menos recursos tienen para gastarse en asesoría y cumplimiento. Además, los profesionales con los que suelen contar no son los más preparados. En lo operativo se demostró que esta reforma introdujo un nivel de complejidad y de costo que no estoy seguro que se justifique para los rendimientos que tiene.

¿A qué se refiere?

-Recordemos que todo esto partió con un primer diseño que se refería a imponer una renta atribuida a toda la economía. Eso tenía cierta lógica, si es que hubiese resultado, con un gran impacto en recaudación ya que se habría tributado con impuestos finales sobre el total de las rentas que se generan cada año en la economía. Cuando ese proyecto demostró ser inviable, hubo esta transacción política que llevó a un resultado absurdo, con estos dos regímenes principales, atribuido y semiintegrado, donde el gran mito fue que se le iban cobrar más impuestos a los ricos. La reforma tributaria de Bachelet no cobró más impuestos a los ricos, le redujo los impuestos a los más ricos.

¿Por qué dice eso?

– Bajó el impuesto global complementario de 40% a 35% como regla general. Primer gran error. Segundo, el famoso FUT se mantuvo en un 65%, por el crédito de primera categoría. Cuando uno mira qué significa eso, para las personas a las que les llegue ocurrir que tengan que pagar esto, que creo será la nada misma. Lo veremos cuando estén los resultados de la Operación Renta 2018. Estamos hablando que en el último año en que se aplicó el 100% del crédito, para las rentas de 2016, el total de créditos involucrados de primera categoría, el uso del FUT, representó el 0,5% del PIB, de acuerdo con los datos del SII. Eso va a seguir ocurriendo en todos los que estén en el sistema atribuido, que van a tener el crédito completo.

Respecto de ellos, no hay diferencia con el sistema anterior. No sabemos cuánto va a ser, pero una parte de ese 0,5% va a seguir igual. Para los demás, los del sistema semiatribuido, va a cambiar en 35% solamente, que es lo que ya no tendrá crédito. Supongamos que estos fuesen la mitad, estamos hablando del 35% del 0,25% del PIB, lo que deben ser US$ 200 millones, con suerte. O sea toda esta reforma, todo este costo adicional de cumplimiento, la complejidad y todo lo demás es para inventar un sistema que cambia en menos de US$ 200 millones la tributación de las personas más ricas. Es un sobre diseño, no efectivo. Se optó por un diseño que desatendió los hechos y más bien trató de continuar une eslogan político, que era que en el sistema tributario había un incentivo perverso para la evasión y la elusión.

Dicho eso, ¿la mayor recaudación no será entonces la proyectada, de 3% del PIB?

-Antes de eso hay algo que se olvida. Aparte de bajar la tasa máxima del global complementario, hubo dos reformas que adelantaron tributación personal para el gobierno de Bachelet y van a evitar tributación en este gobierno y en los futuros. Primero, por dos años todas las utilidades tributarias retenidas pudieron pagar por única vez y definitivamente, la diferencia hasta completar 32%. Hubo mucha gente que lo aprovechó, estamos hablando de varios miles de millones de dólares de FUT que ya tienen todos sus impuestos pagados y que van a ser retirados en estos años. Por lo tanto, no debiera tener mucho impacto esta teórica alza al 44,45%, porque supone que la gente va a retirar utilidades normales, lo que no es el caso, porque mucha gente ya tiene utilidades de antes con todos los impuestos pagados y son esas las que van a retirar. Segundo, también le bajaron el impuesto a 8% a los capitales extranjeros que no estaban reconocidos en Chile, que deben ser fácil unos US$ 19 mil millones. En el caso del FUT deben ser del orden de US$ 10 mil a US$ 12 mil millones el FUT que quedó pagado con 32%. Entonces estamos hablando de casi US$ 30 mil millones que son retiros que la gente podrá hacer en los próximos años sin pagar global complementario. El truco fue que vendieron que había un alza de impuestos a los ricos cuando en realidad nos bajaron los impuestos a los más ricos. Hubo un adelantamiento de impuestos para el gobierno anterior a costa de los siguientes. Eso se va a notar en esta operación renta y en las que vengan.

La reforma suponía una recaudación en régimen de unos US$ 8 mil millones…

-Eso también suponía entre otras cosas que el país hubiese seguido creciendo al 5% a partir del año 2015. Con esas estimaciones se hicieron las cosas, lo que no ocurrió. La reforma está lejos de haber recaudado lo que se comprometió. El problema es que el gobierno gastó como si hubiera recaudado lo que planeaba.

¿Dicho eso, coincide entonces con la necesidad de cambios?

-Mirando hacia adelante, hay que ver hasta dónde hay espacio para cambios que sean efectivos y que permitan tener un nivel de recaudación adecuado para nuestro nivel de desarrollo, cobrándoles a quien corresponde sin provocar interferencias innecesarias en el crecimiento. Actualmente en el país la deuda subió, el gasto aumentó y, por lo tanto, el desafío para el sistema tributario es mantener la recaudación para financiar el gasto público, y además hacerse cargo de la mayor deuda. O sea, hay que recaudar más para estar parado donde mismo.

¿Y entonces qué cambios cree que habría que hacer? El nuevo gobierno planteó rebajar el impuesto corporativo y reintegrar todo el sistema…

– Creo que estamos cerca del tope en materia de impuestos corporativos. Cuando uno mira la tasa y la recaudación del impuesto a las empresas, por ambos lados estamos en la cima. Nuestra recaudación por este gravamen es de las más altas del mundo, estamos entre los cinco principales con 4,3% del PIB, junto con Noruega, Luxemburgo, Nueva Zelandia y Australia. Por eso cualquier incremento de ese impuesto nos dejaría aún más arriba y ahí surge el tema de la competitividad. Entonces hay que ver si se puede cobrar más a las personas. Y en eso estamos lejos del resto. Los impuestos personales representan el 10% del total de la recaudación en Chile. En Polonia es el 23%, en EEUU es el 53% de la recaudación, y en la Ocde es el 33%. Sin embargo, lo que acabamos de hacer es bajar los impuestos a los más ricos, de 40% a 35%. No queda otra que volver a cobrar más a los más ricos. Entonces si me preguntan por bajar el impuesto corporativo me parece lógico. ¿Significa menor recaudación? Sí. ¿Cómo se compensa? Fuera de mayor crecimiento, lo único que queda es subir impuestos a las personas más ricas.

¿Cuánto menos de recaudación significan dos puntos menos en la tasa de primera categoría?

– Entre unos US$ 750 millones y US$ 800 millones. Sin considerar el efecto de un mayor crecimiento.

¿Y subir el impuesto a las personas de mayores ingresos sería la mejor forma de compensar?

– Me parece que es el único espacio que hay, volver a 40%. No es sostenible que las personas más ricas paguen menos impuestos.

¿Y subir otros impuestos?

– Vemos las opciones: subir impuestos a los extranjeros es difícil porque con los tratados tributarios tenemos un tope de 35%; subir impuestos a los recursos naturales, que es complejo porque más allá de lo que se hizo en minería lo que va quedando en otras industrias es de poca justificación; subir el IVA podría ser pero ya estamos en los puntos más altos para este gravamen y tiene un efecto inflacionario, además de que políticamente es difícil. Entonces en la práctica estamos bastante inmovilizados respecto de la recaudación adicional que podemos tener dado nuestro nivel de desarrollo.

¿Y el impuesto al tabaco, o al diésel? Hay gente que lo menciona como opciones…

– Ya hoy cobramos impuestos relativamente altos en tabacos, alcoholes, combustibles. Nuestro impuesto a los combustibles, en valor por litro, debe estar cerca de Europa, donde es el más caro del mundo.

Pero hay una brecha entre las gasolinas y el diésel….

– Por supuesto, pero eso supondría tener una conversación y que quizás tengamos que aguantarnos un paro de los camioneros y microbuseros. Está bien si aceptamos los paros de los estudiantes podremos aceptar uno de los camioneros. Pero no hay mucho más de donde inventar recursos.

¿Y volver a abrir el registro de capitales? Recaudó mucho más de lo esperado la primera vez…

– Se puede intentar pero no sé cuánto más quedará sin declarar. Tengo mis dudas que haya mucho más.

¿Qué opina de la gestión de Fernando Barraza en el SII y cree que debería continuar?

-Creo que Fernando Barraza fue un capitán que se subió a un barco incendiándose y logró salvarlo, manejarlo, y está andando bien dentro de todo. Logró salir de la tormenta de las platas políticas y administrar una pésima reforma tributaria. Merece aplauso lo que ha hecho, que se le reconozca eso dejándolo al menos hasta agosto y que cumpla su período según ADP, es bueno para el sistema ADP. Si continúa es una decisión del Presidente.

“No me molestaría sumarme a una alianza de gobierno como la actual”

-Escobar es uno de los fundadores del partido Ciudadanos, que luego de la derrota senatorial de uno de sus líderes, el ex ministro de Hacienda Andrés Velasco, se fusionó con el Movimiento Todos para evitar su desaparición. El abogado dice que el partido está en una etapa de reflexión sobre su futuro y frente a la posibilidad de sumarse a alguna de las principales coaliciones políticas. A nivel personal, dice Escobar, se siente más cerca con- las ideas del actual gobierno que de la ex Nueva Mayoría.

¿Cuál es el futuro del partido Ciudadanos?

-Nos fusionamos con Todos, que fue indispensable dado el escenario regulatorio que tenemos hoy. De lo contrario, se habría disuelto el partido. Hay una discusión para generar el contenido de qué es lo que queremos hacer en los próximos años a partir de este escenario, qué significa tratar de representar ideas liberales y progresistas al mismo tiempo. ¿Hay un espacio real? ¿se podrá armar una coalición de centro? Si eso no es posible no va a quedar otra que asociarse con las coaliciones que sea, en este minuto Chile Vamos o lo que sea que resulte de la Nueva Mayoría. No me imagino asociándome con el Frente Amplio.

¿Y se sienten más cercanos a Chile Vamos o a la ex Nueva Mayoría?

-Depende, hay cosas con las que uno puede estar más de acuerdo con la izquierda y otras con la derecha. Si el gobierno actual se mueve hacia el centro, me da lo mismo, lo que me interesa es que ocurran cosas como que no gastemos plata en universitarios cuando tenemos millones de niños que van a seguir siendo personas que no entienden lo que leen cuando salen del colegio. Ahí tenemos un problema grave y no puede ser que la presión de la calle nos altere todas las prioridades. Si el gobierno apoya eso yo también. Si las personas más ricas no van a pagar impuestos y la deuda va a seguir subiendo, a mí no me gusta esa solución y voy a estar en contra.

Lo que queremos promover es eficiencia en el uso de los recursos. Somos un país pobre y no podemos darnos el lujo de tener discusiones ideológicas que no se traducen en soluciones concretas para las personas. Hoy se vanagloria todo el mundo de la gratuidad de la educación pero eso ha sido a costa de más que haber duplicado la deuda pública del Estado y sin haber mejorado en nada la educación de los más chicos.

¿Y en eso usted siente más coincidencias con el gobierno o con la oposición?

-No me siento cómodo con el discurso de la actual oposición así como no me sentía cómodo con los de la Nueva Mayoría. Encuentro que la NM nos vendió pan para hoy y hambre para mañana. En ese sentido, preferiría ser el ala izquierda de este gobierno que el ala derecha, con poca o ninguna influencia en un grupo que defiende ideas que considero populistas.

¿Y está comprometido con continuar con Ciudadanos?

-Esa es una conversación en curso. La política supone realidades. Creo que en los próximos tres o cuatro meses esto va a decantar. Haremos todo el esfuerzo para que los que pensamos en fortalecer el centro y ojalá levantar una fuerza liberal importante funcione. Pero hay que ser realistas, si no somos capaces de tener alcaldes, diputados o senadores, no existimos. Entonces, tenemos que sumarnos a alguien y es una discusión que debemos tener ahora. En lo que a mí toca, no me molestaría asociarme con una alianza de gobierno como la actual, si es que nos van a tomar en serio.

¿Y cuál es el lugar de Andrés Velasco en ese futuro?

-Andrés ha sido nuestro líder principal por mucho tiempo y, obviamente, juega un rol, pero también durante su liderazgo no logramos tener diputados ni senadores; entonces, tenemos que asumir que hay que reordenar el rumbo. No podemos seguir en la senda que traíamos.

Artículo de César Valenzuela

Fuente:  Pulso

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