Ayer anunciaron un tributo para entidades como Uber o Cabify, pero también están estudiando otros incrementos impositivos como los llamados tributos verdes, el del azúcar y los alimentos altos en grasa, el de renta presunta y el de alcoholes. Todo esto está en análisis. Lo único que ya está definido es que la tasa que pagan las empresas se mantendrá en 27%, en lugar del 25% que había propuesto la candidatura de Sebastián Piñera durante la campaña.
La razón para este cambio de planes y ajustes de impuestos surge a raíz de la necesidad de mayores recursos que tiene el Fisco para hacer frente a gastos de su programa y a los llamados de arrastre, que suman US$26.500 millones.
Una de las materias que promete ser controvertido es la integración total del sistema a la renta. Dicha medida tendría un impacto fiscal del orden de US$300 millones. Hacerlo simplificará el esquema tributario, pero al mismo tiempo despertará críticas desde la vereda del frente políticamente hablando.
Es que diversos miembros del Congreso, así como también exministros y autoridades del gobierno pasado han expresado que rechazarán la idea de integrar el sistema.
Si el gobierno opta por este camino, se augura un difícil camino por el Parlamento. No obstante, es importante que persista en esta iniciativa. Si ya se decidió ceder en la idea de rebajar la tasa de impuestos a las empresas -por diversas razones-, para la agenda tributaria que viene es fundamental no dejar fuera la integración del sistema impositivo.
Para el sector privado será una señal importante de que se avanza en la dirección correcta, puesto que un sistema tributario más simple es, sin duda, moverse hacia una economía más competitiva, sobre todo en tiempos que necesitamos recuperar y atraer inversión.
Fuente: La Tercera