El problema no terminó allí.
La resistencia a la innovación también se percibe en la contabilidad.
Aunque debería ser el lenguaje de los negocios, en la práctica no se entiende ni se comunica.
Su lugar ha sido sustituido por planillas manuales en Excel, que sirven para “informar”, pero no para gestionar estratégicamente.
A nivel normativo ocurre lo mismo: más de una década después de la adopción global de las IFRS, muchas empresas en Chile aún no las aplican plenamente.
La contabilidad sigue siendo vista como un instrumento tributario y no como una herramienta de gestión y control.
La amenaza del futuro
La inteligencia de negocios (BI) y la inteligencia artificial (IA) son una amenaza directa para este status quo.
Ambas tecnologías demuestran que los datos ya existen, que podrían explotarse para tomar decisiones en tiempo real, pero la mayoría de las empresas no los aprovecha.
El riesgo es claro: si no cambiamos, la tecnología nos pasará por encima.
Conclusión
Chile ha demostrado que puede ser pionero en diseñar sistemas digitales, pero su adopción siempre ha sido lenta y forzada.
La historia de la Firma Electrónica, el timbre digital y la Factura Electrónica nos deja una lección: la tecnología existe, pero lo que no existe es la disposición cultural a crecer.
“La innovación no fracasa por falta de herramientas, sino por falta de voluntad. Si seguimos atrapados en planillas y resistencias, otros avanzarán mientras nosotros seguimos discutiendo si vale la pena cambiar”.