La tecnología, por definición, es agnóstica. No tiene ideología, no distingue entre lo bueno y lo malo, simplemente existe y evoluciona. Sin embargo, su impacto en la sociedad no es neutral. A lo largo de la historia, cada avance tecnológico ha desafiado el status quo, poniendo en jaque estructuras de poder, burocracias establecidas y modelos de negocio basados en la intermediación del conocimiento.
El temor al cambio es natural. Adaptarnos a nuevas formas de hacer las cosas siempre genera resistencia, no solo a nivel individual sino también en instituciones que han construido su dominio sobre sistemas tradicionales. Pero más allá de la resistencia al cambio, hay un factor aún más relevante: los intereses creados. Existen grupos de poder que han basado su negocio en la opacidad, en la ignorancia de las personas y en la complejidad artificial de sistemas que ellos mismos han diseñado para mantenerse como intermediarios indispensables.
La democratización del conocimiento, impulsada por la tecnología y más recientemente por la inteligencia artificial, amenaza directamente estos modelos de negocio. Ya no es necesario recurrir a ciertos intermediarios para acceder a información clave. Hoy, con un clic, podemos obtener respuestas que antes estaban restringidas a especialistas y que eran comercializadas como un servicio exclusivo.
Los guardianes del conocimiento y la burocracia
Si analizamos qué profesiones o sectores basan su negocio en el control del conocimiento y en la burocracia, encontramos varios ejemplos claros:
Notarios y registradores: Su rol se basa en dar fe de documentos y transacciones, pero en un mundo digital con tecnologías como blockchain y Firma Electrónica, la necesidad de intermediarios se reduce drásticamente. ¿Por qué seguir pagando por la certificación de documentos cuando la tecnología puede garantizar autenticidad de manera automática?
Asesores y consultores tributarios: Los sistemas tributarios han sido diseñados con una complejidad que justifica la existencia de consultores y asesores. Sin embargo, la automatización y la inteligencia artificial están facilitando la gestión tributaria y reduciendo la dependencia de estos profesionales.
Educadores tradicionales: La educación ha sido históricamente controlada por instituciones que definen qué se enseña y cómo se aprende. Con la llegada del aprendizaje online, microcredenciales y plataformas de educación abierta, el conocimiento se está descentralizando, amenazando la relevancia de estructuras educativas rígidas y costosas.
Políticos y burócratas: La política y la burocracia se sostienen en la opacidad y en sistemas ineficientes y complejos que justifican su existencia. La tecnología, con herramientas de transparencia, participación ciudadana y automatización de procesos gubernamentales, representa una amenaza directa para quienes han basado su poder en la gestión manual y opaca transparencia de los recursos públicos.
Consultores financieros y contadores tradicionales: La contabilidad y las finanzas han sido áreas con alta dependencia de expertos, pero las Soluciones Fintech Contables y la inteligencia artificial están permitiendo a las empresas gestionar su información financiera de manera más autónoma, reduciendo la necesidad de asesores tradicionales.