Durante 2020, la economía chilena enfrentó shocks severos producto de las medidas de contención sanitaria dispuestas. En este contexto, el Banco implementó una serie de iniciativas excepcionales con el propósito de apoyar el flujo del crédito, contener la volatilidad de los mercados financieros y asegurar la correcta transmisión de la política monetaria, las que tuvieron un impacto significativo en el tamaño y composición de su balance.
Es así como en el transcurso del año, los activos internos del balance aumentaron en un 1.430%, impulsados por operaciones de crédito y compra de bonos en moneda nacional, que llegaron a superar las reservas internacionales.
En cuanto a su tamaño, el balance del BCCh creció 83% durante el periodo, pasando a representar cerca de un 31% del PIB en 2020 (16% en 2019). Este crecimiento se explica, principalmente, por la expansión del crédito interno y por la compra de bonos bancarios en moneda local, lo que contribuyó a mejorar la rentabilidad de los activos (compuestos tradicionalmente por reservas internacionales, los que ofrecen una tasa de interés relativamente menor).
Respecto de los pasivos, su crecimiento estuvo determinado por un incremento de la base monetaria, en línea con una mayor demanda por dinero, y por un mayor stock de PDBC, necesario para drenar el exceso de liquidez de la economía. Estos componentes de los pasivos, junto con la disminución de 125 puntos base en el nivel de la Tasa de Política Monetaria (TPM), contribuyeron a reducir la carga financiera del balance durante el año. Así, al cierre del periodo, el diferencial entre la tasa de interés de los activos y la de los pasivos que los financian, era positiva.