Préstamos hipotecarios hasta 30 años plazo, con entre 10% y 20% de pie y tasas de interés fijas en torno al 2% real anual, era la realidad hasta hace solo unos meses. Hoy el panorama cambió: los plazos se han acortado fuertemente, se exige un pie mayor y las tasas se han disparado.

Situación que se suma al fenómeno de la sostenida alza en el precio de las viviendas que se ha venido anotando en los últimos años. En síntesis, se redoblaron las barreras para quienes aspiran al “sueño de la casa propia” e incluso hay voces que alertan que hay toda una generación que podría quedar sin acceso a créditos hipotecarios, por ende, con una cuesta casi imposible de subir para obtener un bien raíz.

Los plazos y pie de los créditos hipotecarios “han retornado a los niveles observados hace 20 años atrás”, aseguró el Banco Central en su reciente Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre de 2021. Esto, en medio de los cambios estructurales -según ha apuntado el propio ente rector- en el mercado financiero local, producto de las masivas liquidaciones forzosas de activos derivadas de los retiros de ahorros previsionales.

Un complejo escenario que el sector construcción está mirando de cerca, puntualmente por la afectación en el rubro del desarrollo inmobiliario, sobre el cual ya hay ciertas señales negativas a raíz de las expectativas poco alentadoras en cuanto a su demanda futura.

La construcción es uno de los sectores más importante para la economía del país. Su peso en 2020 representaba el 6% del PIB y actualmente -según datos de la Cámara Chilena de Construcción (CChC)- genera más de 750 mil puestos de trabajo. Por eso, cualquier golpe que reciba la industria es sensible para Chile.

De ahí, la preocupación que manifestó a Emol el presidente de la CChC, Antonio Errázuriz, ante el encarecimiento de créditos hipotecarios, lo que está derivando en que inversionistas estén repensando la realización de nuevos proyectos y existan mayores dificultades para el financiamiento de estos, lo que además se podría traducir en una afectación al empleo del sector, que aún se está recuperando del puñetazo de la pandemia de covid-19.

“Efectivamente los inversionistas, a la luz de la situación que estamos viviendo hoy día, pueden repensar los proyectos que vienen a futuro”, dijo. De hecho, aseguró que ya existe “una luz de alerta: hay una baja importante de nuevos proyectos de inicio y eso puede estar relacionado, evidentemente, con el tema de las dificultades de crédito para construir, como también de las tasas de interés para los futuros compradores”.

Errázuriz dijo aún no contar con cifras concretas que permitan dimensionar el impacto que esto está teniendo, “pero se escuchan ya voces y testimonios de compradores que van a tener que esperar”.

Por su parte, Vicente Domínguez, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), comentó a este mismo medio que este escenario aún no implica un riesgo importante para las inmobiliarias consolidadas, pero “sí para las que tienen una estructura de capital más débil”.

“Por cierto que los Bancos están siendo más rigurosos en los financiamientos, pues las condiciones del mercado no son iguales. Si la inflación sigue en alza y la tasa de interés también, es obvio que la industria y los posibles compradores se afectarán y habrá una caída en ventas e iniciación de proyectos”.

Es más, el propio presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), José Manuel Mena, sostuvo a Emol que efectivamente la industria de desarrollo inmobiliario está “en cuestión” por parte de la banca, al no existir actualmente, debido a los retiros previsionales, “un mercado de ahorro en el largo plazo que permita tener créditos a largo plazo”.

Así, según dijo, el desarrollo inmobiliario actualmente presenta “principalmente problemas de expectativas de demanda futura, que tiene que ver con que si va a tener interesados con capacidad de endeudarse en las nuevas condiciones”.

“Si no logramos como país volver a una estructura de créditos como los que tuvimos los mejores de Latinoamérica, a 30 años y UF + 2, nos vamos a quedar con a lo más créditos a 15 años y a tasa variable, en donde para poder hacer eso tu eres por definición una familia que requiere más sueldo o requiere de un ahorro del 30% o más, como era la realidad que mi generación vivió en los 80′”, acotó Mena. “Esta situación debiéramos verla más clara en marzo.

No es que se solucione, pero vamos a tener un nuevo Gobierno y debiesen haber algunas señales de política económica para ver si hay ánimos de recrear un mercado de largo plazo, si queremos tener a alguien que confíe en nuestro país poniendo depósitos a 30 años. Hoy día eso lo hacían las AFP, compañías de seguro y family office. Tiene que haber instituciones que confíen en Chile”, cerró el representante de la banca.

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