“Las modificaciones totales o parciales relativas al dominio, posesión o mera tenencia de la empresa no alterarán los derechos y obligaciones de los trabajadores emanados de sus contratos individuales o de los instrumentos colectivos de trabajo, que mantendrán su vigencia y continuidad con él o los nuevos empleadores.” La jurisprudencia de este Servicio, contenida en Dictamen Nº0849/28 de 28.02.2005, ha concluido que: “El precepto en comento fue concebido como una forma de protección de los derechos y obligaciones de los trabajadores que emanan de sus respectivos contratos individua/es o colectivos, a fin de que no se vean alterados por acontecimientos que les son ajenos, tales como la circunstancia de venderse o arrendarse la respectiva empresa”.
Añade el pronunciamiento que “ahora bien, si llegado el caso en que existe continuidad laboral, dicha circunstancia no es suficiente fundamento para alterar las condiciones pactadas en el contrato de trabajo con el trabajador. En este sentido, el inciso 1º del artículo 9º del Código del Trabajo sostiene que el contrato de trabajo es consensual, y a su vez, el inciso 3º del artículo 5º del mismo cuerpo normativo señala que: “Los contratos individuales y los instrumentos colectivos de trabajo podrán ser modificados, por mutuo consentimiento, en aquellas materias en que las parles hayan podido convenir libremente”.
Por lo anterior, cambios en los equipos de trabajo que representen una alteración de funciones prestadas por el trabajador, en principio requieren el acuerdo entre el empleador y el trabajador, salvo la excepción que regula el artículo 12 del Código del Trabajo, que permite al empleador alterar unilateralmente la naturaleza de los servicios pactados, a condición de que se trate de labores similares y sin que importe menoscabo para el trabajador, decisión que puede ser impugnada por este último conforme el procedimiento establecido en el inciso final del artículo 12 del Estatuto Laboral”.