A casi 1 año y medio de iniciada la emergencia sanitaria en Chile, no parece haber consenso sobre cómo mitigar el impacto social y económico que ha provocado la crisis; pero por sobre todo para aliviar el cansancio físico y mental de quienes llevan alrededor de 15 meses con teletrabajo, desempeñando sus funciones desde casa en un escenario extenuante y cargado de responsabilidades adicionales a las laborales.
De hecho, de acuerdo a la edición del primer semestre 2021 del Workmonitor, estudio realizado por Randstad, 36% de los encuestados señala que espera que su empleador genere políticas sobre las horas que deben permanecer conectados como una medida para mantener un adecuado equilibrio entre trabajo y vida personal mientras está en modalidad de teletrabajo. Esta cifra supera el promedio global (27%) y solo está por debajo de India (40%), Malasia (39%), China (38%) y Turquía (37%), ocupando Chile el quinto lugar en el mundo.
Al respecto, desde Randstad señalan que es natural el agotamiento físico y mental que están viviendo las personas, puesto que desde que se inició la pandemia cambió el escenario para trabajar. Por una parte, quienes han estado con teletrabajo durante un tiempo prologado sienten que el encierro ha afectado su salud mental y varios estudios revelan que teletrabajar bajo las actuales condiciones ha difuminado los límites entre lo personal y lo profesional, haciendo que la jornada laboral entre en conflicto con la vida familiar.
Por otro lado, están los empleados de las industrias consideradas esenciales que han tenido que continuar realizando sus funciones fuera de casa, los que también podrían estar experimentando cansancio por el miedo a contagiarse y por un exceso de horas de trabajo. Y es que empresas de todo el mundo han visto un aumento en las tasas de absentismo y/o licencias médicas, ya sea por salud mental, por cuarentenas preventivas o por contagios de Covid-19. Cuando esto ocurre, otros miembros del equipo deben asumir una carga de trabajo adicional mientras se encuentra un reemplazo; impactando la motivación y la productividad de los colaboradores que se ven perjudicados por la ausencia de personal.
En cuanto a las otras medidas que los encuestados esperan de su empleador, están definir protocolos estrictos y claros para el trabajo in situ y remoto, con 31%; establecer un programa de apoyo para mejorar sus habilidades o adaptarse mejor al nuevo escenario laboral, con 27%; más formación en tecnología y oportunidades de reskilling, ambas con 26%; y disponibilizar una línea directa de atención médica, tanto física como mental, con 25%. Más abajo se posicionan implementar encuestas periódicas al personal sobre su bienestar y la percepción que tienen de la organización (24%), entregar una asignación para el trabajo remoto (22%), contar con programas de asistencia financiera para quienes han incrementado sus gastos en el cuidado de los niños y otras obligaciones familiares (19%) y contratar sesiones de yoga online u otros ejercicios de relajación (18%).
Respecto a estas recomendaciones o solicitudes que nacen de los trabajadores, la directiva de la multinacional sostiene que dan pistas sobre los nuevos beneficios que deben implementar o reforzar las empresas que quieran tener trabajadores satisfechos y que se sientan seguros y protegidos por su empleador, especialmente tomando en cuenta que Chile lleva más de 1 año golpeado fuertemente por la crisis.
En Randstad opinan que es sumamente valioso contar con este tipo de información, ya que para las organizaciones y sus líderes es fundamental conocer las necesidades y preocupaciones de sus colaboradores, y saber qué es más valorado por ellos. Solo de esta forma podrán redefinir sus estrategias de RR.HH. y mantenerse competitivos a la hora de reclutar a los mejores talentos en un mundo post covid-19. Y es que la sensibilidad y conciencia con la que actúen las compañías en momentos como este serán factores decisivos en la capacidad de atracción y retención frente al nuevo escenario.