
Los que menos aportan son los que más ganan
En Chile vivimos una paradoja indignante: los que menos producen riqueza real son los que más ganan, y lo hacen sin entregar resultados proporcionales a lo que reciben…
En Chile vivimos una paradoja indignante: los que menos producen riqueza real son los que más ganan, y lo hacen sin entregar resultados proporcionales a lo que reciben. Me refiero, sin rodeos, al sector político y a buena parte de la administración pública.
Los datos son claros: los sueldos del sector público son, en promedio, un 55% más altos que los del sector privado. ¿Cómo se justifica que quienes no generan riqueza tangible vivan mejor que los que día a día producen, arriesgan y sostienen la economía real del país?
En cualquier empresa privada, un trabajador ineficiente que no cumple sus objetivos simplemente es despedido. Las empresas no pueden darse el lujo de mantener a alguien que drena recursos y no agrega valor. En cambio, en el sector público la ineficiencia no solo se tolera: se premia con altos salarios, bonos, beneficios y pensiones privilegiadas.
Mientras los emprendedores, trabajadores y pymes enfrentan impuestos, regulaciones, inflación y competencia global, los políticos y burócratas se refugian en la seguridad de sus cargos, blindados con fueros y privilegios.
El Estado no existe para servirse a sí mismo ni para mantener élites burocráticas desconectadas de la realidad. El Estado está para servir, proteger y apoyar a los más necesitados. Eso es justicia social. Todo lo demás es puro bla, bla, bla.
La ineficiencia del sector público no es un problema menor: se traduce en hospitales sin recursos, colegios abandonados, calles inseguras y servicios básicos que no funcionan.
El costo de mantener esta estructura sobredimensionada lo pagan los contribuyentes y las futuras generaciones. Es un lujo que Chile no puede seguir financiando.
Chile no puede seguir tolerando un sistema donde quienes gobiernan se enriquecen sin rendir cuentas reales. El poder político debe recordar que fue elegido para servir, no para servirse.
Lo que el país necesita es un Estado austero, eficiente y centrado en las verdaderas urgencias de la gente.
Lo demás, insisto, es solo retórica vacía.
Autor: Jorge Valenzuela F.– Gerente General y Fundador de Transtecnia S.A.
de contabilidad, temas laborales, educación, tributarios e innovación
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