De acuerdo con un modelo econométrico elaborado por los equipos de investigación macroeconómico y de estrategia de Itaú, arrojó que, por lejos, el impulsor más fuerte de las ventas minoristas en el país es el crecimiento del empleo, mientras que las expectativas del consumidor sirven solo como un simple impulsor secundario.

Según el análisis, la baja de los términos de intercambio desde fines de 2011 hasta 2016 fue cercana a 15%, lo que, junto con a incertidumbre de las reformas, condujo a un deterioro tanto de la inversión, como de las expectativas privadas y el consumo.

Sin embargo, destacan que la reciente recuperación de los precios del cobre (los términos de intercambio vuelven a niveles comparables con 2011), la mejora en las expectativas, junto con una política monetaria expansiva, el alza de los salarios reales y la consolidación de la demanda global hacen que las perspectivas para la recuperación chilena sean positivas.

“Sin embargo, aún falta un factor clave: el crecimiento del empleo”, advierten. Y es que a su juicio, la recuperación de estos indicadores, “pueden no ser suficientes para desencadenar una aceleración en las ventas minoristas”, destacando la creación de puestos de trabajo como factor clave para lograr ello.

En efecto, al analizar las seis variables que explican el crecimiento anual de las ventas minoristas en Chile, esto es empleo, salarios reales, efecto calendario, préstamos comerciales, ventas minoristas del mes anterior y expectativas del consumidor, “el más importante, por lejos, es el empleo, con una elasticidad de 1,16. En otras palabras, por cada crecimiento del 1% en el empleo (equivalente a 84 mil nuevos empleos), el crecimiento de las ventas minoristas se acelera en 1,16 puntos porcentuales (pp) en términos anuales”, explican.

De hecho, en esta línea, los analistas incluyeron una variable ficticia para el terremoto de 2010, que arrojó que el desastre natural agregó un crecimiento adicional de 0,04% en las ventas minoristas durante los 12 meses posteriores al evento.

De esta forma, de acuerdo con las proyecciones del modelo de la entidad, las ventas minoristas en Chile crecerán un 5,4% en 2017, acelerando el ritmo a 7,1% el próximo año.

Así, el crecimiento en estos años sería el más alto desde 2013, aunque podrían no alcanzar los picos históricos registrados antes del shock de los términos de intercambio.

supermercados. En tanto, el trabajo de los analistas de Itaú, arrojó resultados distintos en cuando a las ventas de supermercado.

Y es que en este caso, los salarios juegan el papel más importante, (con una elasticidad de 0,96) es decir, por cada crecimiento real de 1% en salarios, el crecimiento de las ventas de los supermercados se acelera en 0,96 pp.

En tanto, las ventas en los dos meses anteriores también juegan un papel importante, lo que probablemente indica que las mayores ventas durante un mes (debido a más fechas de pago durante el mes o feriados) pueden llevar a un exceso de existencias y, por lo tanto, a menores compras en el mes siguiente.

¿Y el empleo? Sorprendentemente un mayor empleo es neutral para las ventas de los supermercados o, en algunas situaciones, da como resultado una reducción en las ventas. La razón tras ello, sería que el crecimiento del empleo captura un efecto de riqueza (en lugar de salarios, que están estrechamente relacionados con un efecto ingreso), de modo que cuando los individuos son más ricos (mayor crecimiento laboral), gastan menos en bienes de subsistencia y más en otros artículos (como restaurantes y ocio, productos electrónicos o automóviles, que se captura en el índice de crecimiento minorista).

Artículo de Víctor Petersen

Fuente:  Pulso

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