En el proyecto de ley de migraciones que el gobierno presentará dentro de los próximos días se incorporarán cambios en la entrega de visados con el objetivo de restringir y controlar de manera más efectiva la llegada de extranjeros al país. La opción que cobra fuerza es aplicar una visa de expectativas laborales. La decisión final está en manos del Presidente Sebastián Piñera.

El país está atrasado. Las políticas públicas no son suficientes y el cambio cultural que debería comenzar a adoptar la ciudadanía tampoco va en marcha. Esa es la principal conclusión que existe a la hora de evaluar cómo Chile se ha preparado para enfrentar la creciente llegada de inmigrantes.

Si en 2006 la población extranjera era de 154.643 personas, lo que equivalía a 1% de la población, en 2015 los inmigrantes sumaron 465 mil, representando el 2,7% de los 17,5 millones de personas que habitan Chile. Sin embargo, se espera que los resultados que entregue el Censo Abreviado en abril revelen que los extranjeros ascienden a unos 800 mil.

En términos de entrega de visas, las cifras también muestran una tendencia alcista: si en 2010 se entregaron 67.694, en 2016 la cifra se duplicó, alcanzando los 136.840 mil. En suma, entre 2010 y 2016 se otorgaron 864.457 visas a un total de 612.474 personas extranjeras en Chile, con un incremento promedio del 13,4%. De ese total, los datos muestran que las visas temporarias concentran el 66,9% del total, seguido por las visas sujetas a contrato, con un 31,5%, y las visas de estudiante, con un 1,7%. Todas estas de alguna manera reflejan la llegada de inmigrantes de manera más permanente. En el cálculo se excluyen las visas de turismo.

Debido a esta tendencia, el gobierno incluirá en el proyecto de ley de migraciones cambios en la entrega de visados con el objetivo de restringir y controlar de manera más efectiva la llegada de extranjeros al país que vienen con el objetivo de trabajar, pero que ingresan accediendo con la visa de turista. “Hay una voluntad política de terminar con este sistema perverso de creer que los inmigrantes vienen a hacer turismo y no es así. Debemos facilitar el ingreso de aquellos que vienen efectivamente a trabajar al país”, señaló la diputada RN Paulina Núñez.

Hasta el momento, la opción que toma fuerza al interior del Ejecutivo es crear una visa especial de expectativas laborales, la cual se entregará por un plazo determinado -un año- para que el inmigrante pueda llegar al país bajo ese estatus y no disfrazarse de turista. Lo que todavía no está claro es si esta visa se entregará en los países de origen en los consulados chilenos, la frontera o bien una vez que aterricen en Chile. “Estamos estudiando mejorar los incentivos”, añaden desde el gobierno.

Fuentes que siguen de cerca este proceso señalaron que al aplicar esta visa se podrá chequear de mejor manera los antecedentes de quienes quieren venir a Chile con la expectativa de conseguir un empleo y quedarse en el país. Esto, porque ahora, al ingresar con visa de turista no hay un mayor control de los antecedentes, generando un vacío de datos administrativos de quienes luego se quedan en el país. No obstante aquello, está en proceso de definición cuáles serán los criterios objetivos que se aplicarán para seleccionar a quienes se les entregue este tipo de visas.

Desde sectores del oficialismo indicaron que el plan original apunta a que estas visas estén enfocadas a los países donde ha crecido más fuertemente la inmigración, entre ellos, Colombia, Perú, Venezuela y Haití. Un ejemplo de ello es que entre 2016 y 2017 la entrega de visas para los venezolanos subió 217%, al pasar de 22.921 a 72.606, mientras que para los haitianos el registro se incrementó 167%, al subir de 23.750 en 2016 a 44.269 el año pasado. Sin embargo, la decisión final no se ha tomado y por ello no se descarta que sea uniforme para todos.

La otra alternativa que se analiza es volver a relevar la visa sujeta a contrato de trabajo, es decir, que quien ingrese debe traer un contrato firmado. Si bien esa visa sigue vigente, en 2015 pasó a un segundo plano cuando entró en vigencia la visa por motivos laborales, la cual no exige ingresar con un contrato, sino que permite que se obtenga estando ya dentro del territorio nacional.

Hoy, nuevamente la visa sujeta a contrato podría pasar a un primer plano, dado que conlleva más restricciones para que el inmigrante llegue a trabajar al país. Entre esos requisitos permite trabajar sólo con un empleador, puesto que el cambio de éste significa un costo adicional. Además, no permite desarrollar otras actividades distintas a las indicadas en el contrato de trabajo y el empleador debe pagar el pasaje de ingreso y de salida, por lo que tiene un costo adicional. Como contraprestación, cumple con la función de controlar mejor quiénes son los inmigrantes que están en el país. La decisión final hoy está en manos del Presidente Sebastián Piñera.

Aprobación a medias

La medida en estudio fue bien recibida por los expertos y organizaciones relacionadas con la temática, sin embargo, plantean algunas dudas a la espera de que el gobierno clarifique y termine por dar a conocer la propuesta completa. “Los sistemas de visados de los países tienen que hacer frente a la inmigración que tienen y ese fenómeno regularlo. En Chile, el 70% de la migración que llega viene a buscar trabajo, por ello me parece bien abrirse a este tipo de visados”, subraya el director del Servicio Jesuita a Migrantes, Pablo Valenzuela.

No obstante, Valenzuela plantea algunas dudas respecto de su aplicabilidad. La primera de ellas radica en dónde se entregará esta visa, ya que, a su juicio, lo más efectivo sería cursarla en Chile, puesto que si se decide que se entregue en los países de origen, los consulados no tendrán la capacidad para hacerlo, llevando a que prolifere la inmigración ilegal. “La visa con expectativas laborales debe tener requisitos simples y claros, y por ningún motivo debe discriminar entre personas que cuentan con título profesional y quienes no lo tienen”, aclara.

Rodrigo Sandoval, ex director del Departamento de Extranjería y Migración, argumenta que las visas con expectativas laborales requieren de una institucionalidad para entender qué tipo de migración se necesita. Por ello, plantea que es necesaria la creación de un comité de capital humano estratégico para que determine las necesidades que la economía requiere satisfacer, porque el problema no necesariamente es que lleguen profesionales, sino que la institucionalidad no permite que exista un proceso de reconocimiento de títulos más expeditos. “Los voluntarismos que determinan a quién se le entregan visas siempre han tenido resultados nefastos, ya que lejos de controlar la migración, terminan por precarizarla”.

Desde la economía real, los gremios empresariales también mostraron sus bemoles a esta nueva política pública que alista el Ejecutivo. El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Ricardo Ariztía, califica como positiva la aplicación de una visa con expectativas laborales, sin embargo, plantea que para que sea efectiva debe ser aplicada en el país de origen. “Esa es la única forma de que como país podamos saber la cantidad de gente que está demandando llegar a Chile con la expectativa de trabajar”. Desde la Cámara Nacional de Comercio (CNC), su presidente, Manuel Melero, está de acuerdo en poner límites a la inmigración, pero apunta a que se debe buscar el justo equilibrio. “Debemos tener cuidado en establecer requisitos muy rígidos que puedan llevarnos a fomentar el ingreso ilegal de las personas”.

Comercio lidera la participación laboral de inmigrantes

La presencia de los inmigrantes en el mercado del trabajo ya es una realidad. De hecho, la participación laboral llega a un 87,2% en el caso de los hombres y 67,65% en las mujeres inmigrantes, mientras que las cifras de sus contrapartes nacidos en Chile alcanzan tan solo un 70,4% y un 46,8%, respectivamente.

¿Cuáles son los sectores económicos donde tienen mayor presencia? Clapes-UC procesó las cifras de la Encuesta de Empleo para el trimestre diciembre-febrero de 2018 publicadas el jueves por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Las conclusiones muestran que el 20,8% del total de empleados inmigrantes se desempeña en el sector comercio, seguido por actividades del hogar con un 14,3% e industria manufacturera con 10,8%. Alojamiento y servicios de comida representan un 10,6%.

Por categoría ocupacional, el reporte señala que servicio doméstico puertas adentro representa el 31,6% del total de inmigrantes ocupados. Mucho más atrás se ubica servicio doméstico puertas afuera, con 5,3%. Asalariado privado, en tanto, representa el 2,4%, y el asalariado público, 0,5%. Por países, Perú encabeza la lista, con el 28% del total, seguido por Colombia, con 16,5%.

Juan Bravo, investigador de Clapes-UC, señaló que “el aumento de la trabajadores extranjeros en la categoría ocupacional servicio doméstico puertas adentro se debe a que los chilenos ya no quieren realizar este tipo de trabajos, principalmente los sectores más jóvenes”. El investigador acotó que “lo más probable es que este porcentaje vaya en aumento en los próximos años”.

En términos más históricos, los inmigrantes cuentan con una mayor proporción de empleados u obreros del sector privado (69,6%) y una menor proporción de trabajadores por cuenta propia (14,8%) que los nacidos en Chile (62,3% y 19,4%, respectivamente).

La proporción de asalariados es mayor para los inmigrantes que para los nacidos en Chile, con un 81,4% para los primeros y un 77,5% para los últimos. En el caso de los asalariados inmigrantes, existe un 77,7% que cuenta con un contrato de trabajo indefinido, mientras que para los asalariados nacidos en Chile, esta cifra disminuye a un 71,5%. Asimismo, en el porcentaje de asalariados que cotiza en un sistema previsional no existe una diferencia estadísticamente significativa entre inmigrantes y nacidos en Chile, las cifras son de un 69,3% y 68,9%, respectivamente.

Trabas hacia el mercado laboral

Uno de los problemas que están presentes y que impiden la participación laboral formal de los inmigrantes es la falta de una mejor institucionalidad para agilizar la regularización de los foráneos. En este punto, Bravo señaló que si el país contara con un mejor sistema de regularización de inmigrantes la participación laboral sería mayor. “La idea es que el diseño de la nueva ley permita facilitar la llegada de inmigrantes de manera regular, ya que cuando las leyes están con los incentivos mal puestos no se detiene la llegada de inmigrantes, sino que prolifera la ilegalidad”, acotó.

Desde el gobierno, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, comentó que “hoy día hay bastante trabas y es bastante burocrático para que un extranjero pueda llegar a trabajar a Chile, ingresan con visa de turista cuando todos sabemos que vienen a buscar trabajo”.

Ahora, ante la mayor participación de extranjeros en el mercado laboral, Arab indicó que se instruyó a la Inspección del Trabajo para que aumente la fiscalización en aquellas empresas donde existan registros en que contratan trabajadores migrantes en un porcentaje mayoritario al promedio.

Artículo de Carlos Alonso

Fuente:  Pulso

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