De acuerdo al reporte “Estadísticas Tributarias” de 2016 que dio a conocer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), al mirar la recaudación de los países en comparación a su Producto Interno Bruto (PIB) –lo que producen en un año-, si bien, lo que se obtiene por impuestos a las empresas en Chile está muy por sobre el resto de los países del grupo (21% versus 8,9%, repectivamente), donde hay un mayor desequlibrio es lo que el Estado chileno recauda por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) -cuando compramos algo-, en contraste de lo que recibe por el impuesto a la renta de los más ricos de la población: el 41% versus apenas el 9,8%.
Todas estas cifras distan mucho de lo que sucede en otros países como Suiza que recauda 12,9% en IVA y Dinamarca que obtiene 55,2% de lo que pagan las personas con alto patrimonio.
“Se explica en parte porque los impuestos indirectos, como el IVA, son en general más fáciles de cobrar”, aclara Javier Irarrázaval, académico de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián.
Asimismo, sostiene que “a medida que un país se desarrolla, la carga tributaria como porcentaje del PIB aumenta gradualmente, porque el estado pasa en mayor medida a ser un estado de bienestar, ofreciendo más y mejores prestaciones”.
“En la mayoría de los países de la Ocde la mayor fuente de recaudación es por impuestos directos (empresas o personas), en cambio en Chile, finalmente el verdadero ‘sueldo de Chile’, no es el cobre, sino que es el IVA”, dice Kremerman
Un poco más drástica es la visión de Marco Kremerman, investigador de la Fundación Sol, quien afirma que “tenemos un problema grave de justicia tributaria. “En la mayoría de los países de la Ocde la mayor fuente de recaudación es por impuestos directos (empresas o personas), en cambio en Chile, finalmente el verdadero ‘sueldo de Chile’, no es el cobre, sino que es el IVA”.
Añade que esto sucede “por los bajos salarios que se pagan en Chile, lo que hace que muchos queden exentos de pagar impuestos”, mientras que la segunda explicación apunta al modelo tributario chileno, el que cambió parcialmente con la reforma de 2014.
Antes de esa fecha, sucedía que los gravámenes que pagaban las empresas servían como un préstamo respecto de lo que pagaban sus dueños. Es decir si una compañía pagaba US$1.000 millones en impuestos y su propietario debía desembolsar US$1.500 millones, finalmente solo pagaba US$500 millones. “Eso explica por qué finalmente las personas terminan pagando muy pocos impuestos en Chile”, apunta Kremerman.
Cómo emparejar la cancha
Irarrázaval reconoce que e IVA es altamente regresivo. “Una persona de altos ingresos ahorra una parte importante de su ingreso y lo demás lo consume, mientras que una persona con bajos ingresos se gasta casi todo su ingreso en consumo, pagando, proporcionalmente, mucho más IVA que el rico”, indica.
¿Hay alguna manera de emparejar la cancha? “El IVA, por ejemplo, debiera tener un tratamiento diferenciado para bienes y servicios de primera necesidad, la leche, el pan e incluso en términos de la cultura, como el IVA al libro”, indica el investigador de la Fundación Sol. Asimismo, destaca que no tenemos impuestos a los altos patrimonios de las personas más millonarias.
“El problema de subir impuestos a los ‘superricos’, como propusieron algunas candidaturas presidenciales, es que ese grupo es particularmente sensible a cambios en las tasas tributarias, porque pueden trasladar sus inversiones más fácilmente a otro país”, acota el académico de la USS.
Artículo de Pablo Contreras
Fuente: Publimetro