Dedicado a sus labores académicas y avanzando en dos libros próximos a publicar se encuentra hoy en día el economista PS y expresidente del directorio de Codelco Óscar Landerretche. Junto a sus labores académicas en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, será el encargado de liderar la recién creada Unidad de Educación Continua. El objetivo de este nuevo espacio es mejorar la interconexión que hay entre el mundo público y el privado.

Para ello se comenzará con un primer diplomado de economía para la empresa, para luego avanzar hacia una maestría. Pero eso no le ha impedido seguir de cerca el debate tributario. Incluso, hace unos días criticó el rol que estaba jugando la oposición en la discusión. Aquí vuelve a la carga.

– Un sistema tributario tiene tres propiedades que son deseables: que pueda recaudar y la reforma de Bachelet buscaba recaudar; que pueda ayudar a corregir las desigualdades de ingreso y que sea un sistema tributario que minimice los efectos económicos en la actividad privada.

El problema es que una reforma tributaria no puede lograr estas tres variables al mismo tiempo, y por ello se deben tomar opciones. El gobierno de Bachelet tomó la opción de recaudar y distribuir, pero había que asumir un costo para la inversión, y eso debía comunicarse bien, sin embargo, no se hizo.

Lo segundo es que en el proceso de negociación nos enredamos con la desintegración, y eso nos llevó a esta solución mixta de tener un sistema semiintegrado, pero fue muy mala, hizo muy engorroso el sistema, muy difícil de manejar para las pymes y tampoco cerró los espacios de elusión.

Pero hoy la oposición sigue defendiendo el sistema semiintegrado e incluso avanzar hacia la desintegración.

-Hoy algunos sectores de la centroizquierda convirtieron este tema de la desintegración en una especie de doctrina ideológica y test ácido para definir quién es de izquierda y quién no. Eso me parece bizarro y absurdo.

En la votación de la idea de legislar este fue el factor que dividió a la DC con el resto de la oposición.

-Hoy en día estamos en una discusión pública que opera de acuerdo a los mecanismos de la política de identidad y cómo funcionan las redes sociales y los medios. Los políticos se sienten presionados a tomar posturas bien dramáticas para que sean visibles, y esas posturas se convierten en cosas que marcan identidad, o tú estás conmigo o estás con los otros.

¿Cuál es el mejor sistema?

-Me hace más sentido desde el punto de vista de la lógica tributaria y redistributiva, para que paguen más los ricos, pero los verdaderos ricos, un sistema integrado. Esto, porque el objetivo, o la posición de la gente de izquierda, debiera ser un sistema que apunte a que los de mayores ingresos paguen más, y aunque pueda sorprender a algunas personas, no es cierto que todos los ricos sean empresarios, ni que todos los empresarios sean ricos.

Me parece que tiene más sentido que no nos metamos en estos enredos de sistemas semiintegrados y mejor avanzar a un sistema que sea progresivo en relación a los ingresos de las personas.

¿El foco entonces de la oposición debe estar en las medidas compensatorias?

-La centroizquierda tiene una gran oportunidad y, de hecho, la celebración anticipada que les hemos visto al gobierno y a los sectores empresariales por haberse aprobado la idea de legislar es bien prematura. No estoy seguro de que la aprobación en general haya sido una victoria para ellos, es cosa de ver las posturas de los mismos diputados DC y la de los senadores. Se parece a la famosa celebración de la Universidad Católica en 2011, cuando llegaron al Estadio con cotillón antes de jugarlo y al final el campeón fue la U. Me pregunto si esto tiene que ver con la cantidad de hinchas de U. Católica que tiene el gobierno.

El partido está abierto, ¿dónde deben concentrarse las propuestas de los parlamentarios?

-La oposición debe pararse y decirle al gobierno: entendemos que ustedes y el sector empresarial valoran mucho la integración, se la entregamos, pero a cambio queremos un conjunto de cosas que hacen que el sistema mantenga o aumente su progresividad.

Para ello se debieran eliminar exenciones y ventanas de elusión y evasión que favorecen a cierto tipo de empresariado, como la renta presunta. Me parece que en el tema del diésel se debe avanzar, pero todos les tienen miedo a los camioneros.

Hay que ver si se atreven los diputados que son tan revolucionarios a meterse con los camioneros. Otra cosa es que en Chile, en la práctica, no existe el impuesto a la ganancia de capital.

La actividad especulativa de gestión empresarial es una actividad económica que gana plata y, por ello, deben pagar un impuesto a la renta igual que cualquier otra. También se deben aumentar muy fuerte los mecanismos antielusión. Este sería un paquete redistributivo, progresivo, que aumenta la carga tributaria y que, además, hace más justo el sistema tributario. Me parece que haría un mejor sistema impositivo.

¿Para darle mayor progresividad se debe aplicar una escala distinta de impuestos a las personas?

-Deberíamos ir un paso más allá. Una cosa que ha sido muy efectiva en otras partes del mundo es que el impuesto a la renta progresivo sea también para los pobres. ¿Y qué significa eso? Que todo el mundo, incluso quienes estén bajo la línea exenta, hace su declaración de impuestos y en el caso que estén por debajo de esos niveles el Estado entrega un subsidio público, que compense la falta de ingresos. Eso está diseñado para que puedan emprender y trabajar.

Artículo de Carlos Alonso

Fuente:  La Tercera

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