El reciente desvanecimiento de 300,000 registros de pacientes de la lista de espera del Hospital Sótero del Río ha sacudido los cimientos de la confianza pública en la gestión estatal, poniendo de relieve una alarmante falta de control, conocimientos contables y adopción de tecnología adecuada en la administración pública. Este desafortunado incidente subraya una verdad ineludible: lo que no se mide, no se controla; y lo que no se controla, a menudo se corrompe o desaparece.
La utilización de herramientas obsoletas como Excel para gestionar datos críticos de salud refleja no sólo una brecha tecnológica, sino también un desconocimiento preocupante de prácticas contables fundamentales como la partida doble. Este método contable, que registra cada transacción en dos lugares para asegurar equilibrio y transparencia, es esencial en la gestión moderna y sin embargo, es ampliamente subutilizado o mal entendido en muchas instituciones gubernamentales.
La dependencia de sistemas inadecuados, que carecen de controles robustos para la seguridad y la trazabilidad, facilita errores humanos y manipulaciones malintencionadas, llevando a la pérdida y alteración de registros vitales. Este escenario no solo afecta la eficiencia operativa sino también compromete la integridad de los servicios que dependen de la precisión de esos datos, como es el caso de la salud pública.