A pocos días de iniciarse la primera fase del proceso de Operación Renta 2018, correspondiente a la entrega de las declaraciones juradas (DD.JJ.) de parte de los contribuyentes, en inserto a página completa en el diario El Mercurio, el Colegio de Contadores informó a la opinión pública lo que a su juicio serían inconvenientes para enfrentar este proceso, tales como un plazo insuficiente para la entrega de las DD.JJ., la inestabilidad de la plataforma web del SII y la falta de claridad en ciertas instrucciones, indicando además que las casas de software tampoco se encuentran preparadas para apoyarlos con soluciones tecnológicas confiables. Todo lo anterior tendría como consecuencias una gran cantidad de errores en las declaraciones de Impuesto a la Renta, la aplicación de multas a los contribuyentes, más horas de trabajo para los contadores en el período de rectificatorias y problemas de salud física y sicológica para sus asociados, razón por la cual solicitan eliminar todas las multas que se generen por presentación fuera de plazo de las DD.JJ., anunciando acciones legales en contra del Estado, en caso de que ello no ocurra.
El SII, entendiendo los problemas propios de la implementación de cualquier nuevo sistema, y en particular los de esta reforma tributaria, flexibilizó tácitamente los plazos de entrega, al anunciar que aplicaría una condonación automática de las multas por retraso y rectificación de las DD.JJ., resolviendo así al menos este problema.
El día martes, el Ministro de Hacienda señaló, respecto a la declaración del Colegio de Contadores, que ésta “apunta a presiones en contra de la reforma”. A su vez, el presidente del Colegio de Contadores de Chile, Sr. Alejandro Vera, respondió al ministro diciendo que “yo creo que el ministro está bastante confundido, más que nosotros”.
Al parecer, hay mucha confusión en la puesta en marcha de los nuevos regímenes tributarios. Me parece muy honesto que el presidente del Colegio de Contadores reconozca que ellos están confundidos. Pero no creo que los problemas y la confusión que enfrentan los contadores por estos días se deban a las particularidades de esta reforma tributaria. Podrían cambiarse los regímenes, simplificarlos o incluso postergar un año su entrada en vigencia, pero tarde o temprano los problemas serían los mismos, pues éstos tienen que ver con las dificultades propias de implementación de cualquier nuevo de sistema. La única forma de evitarlos sería dejar todo tal como estaba, pero esa no es una alternativa viable.
Todos sabíamos de lo complejo que sería implementar la reforma tributaria. Es por ello que las organizaciones vinculadas a los procesos tributarios, como el SII, el Ministerio de Hacienda, las empresas de software, e incluso el Colegio de Contadores, han realizado grandes esfuerzos e inversiones para enfrentar de la mejor manera este proceso. Por ejemplo, el SII terminó de emitir, hace más de un año, toda la normativa e instrucciones relacionadas con los nuevos regímenes y, a la fecha, ha capacitado a casi 80 mil contribuyentes y asesores tributarios.
Así también, nuestra compañía lleva trabajado más de dos años en el desarrollo de soluciones para apoyar a los contadores y, al contrario de lo que se señala en la declaración del Colegio de Contadores, podemos dar fe de que éstas se encuentran totalmente operativas y no reportan problemas en su operación.
No obstante, es necesario tener en cuenta que, al margen de la reforma tributaria, las obligaciones contables y tributarias para las empresas serán cada día mayores. En el ámbito netamente contable las IFRS son ya una obligación, no solo para las grandes empresas, sino también para la PYME. A su vez, en el ámbito tributario, la sociedad exige contar con un impuesto a la renta progresivo, pero que además cuente con abundantes incentivos a la inversión y al ahorro, que promueva el emprendimiento, y que no sea vulnerable a prácticas elusivas y evasivas, todo lo cual es prácticamente incompatible con la simplicidad. Experimentos de extrema simplicidad, como los impuestos a la renta de tasa plana instaurados hace años en varios países de Europa oriental, son ya impensables en nuestro país, que aspira a ser una sociedad desarrollada.
El SII, por su parte, debe cumplir su misión de maximizar el cumplimiento tributario, para lo cual presiona a los contribuyentes a adoptar herramientas tecnológicas que permiten un mayor control, como la factura electrónica, y avanza decididamente, a la par de las administraciones tributarias más avanzadas, en temas como la fiscalización en base a riesgos y la fiscalización remota, imponiendo más exigencias de información y procesos a los contribuyentes.
Sin duda, declarar bien los impuestos este año es mucho más complejo y difícil que el año pasado. Es probable que para la próxima Operación Renta los contadores hayan superado la confusión inicial. Pero vendrán otros cambios y nuevas exigencias. Los contadores pueden quedarse en lo confuso y complejo de este nuevo sistema o pueden darse cuenta de que aquí hay un gran desafío, pero también una gran oportunidad.
Debemos aprender a adaptarnos y responder a los nuevos cambios y exigencias, el mundo cambió, falta que cambiemos nosotros. Si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos cada vez peores resultados. No es suficiente lo realizado, se requieren más esfuerzos, más capacitación, más capacidad de adaptación y comprensión y más uso de tecnología.
Destaco el último elemento: más uso tecnología. Los contadores deben ser capaces seguirle el ritmo al SII, apoyándose en la tecnología, pero no cualquier tecnología. Se necesitan softwares mucho más robustos, complejos, integrados e inteligentes, y usuarios mucho más preparados digitalmente para enfrentar este desafío. Si los contadores dan ese salto, no solo podrán responder bien en la Operación Renta, sino que estarán agregando más valor a sus clientes.