Existe consenso general en que el actual sistema tributario ha sido un fracaso a pesar de los esfuerzos realizados para que opere adecuadamente.

Para nosotros, con más de treinta años de experiencia en los procesos tributarios, el actual sistema tributario es el fracaso más grande en nuestra historia tributaria, y hemos constatado que con ese sistema se le ha hecho mucho daño al país. Después de esta experiencia y los resultados de la Operación Renta 2018 reciente, es difícil que alguien, con sano juicio, defienda una posición distinta o contraria a lo señalado; creemos que no hay fundamento para ello.

Pero, a veces, no es la razón ni los hechos los que explican los fracasos. Existen pensamientos ideológicos, políticos, religiosos o “posturas” que pueden mirar y explicar las cosas en un sentido contrario o distinto a lo que denominamos sentido común.

Estas discordancias o diferencias, normalmente, se entienden como puntos de vista o miradas diferentes, y le da un sentido lógico a las discusiones pero, sin duda, cuando se trata de discusiones de temas esencialmente técnicos y tan especializados como lo es la materia tributaria, las discusiones sin base de conocimientos ni argumentos técnicos y solo basadas en supuestos o posiciones ideológicas, lo único que logran es confundir aún más los temas y, finalmente, perpetuar los fracasos y los malos sistemas.

Un ejemplo de ello, lo tenemos con la reforma de simplificación de la reforma. Las intenciones iniciales fueron buenas, el deseo de mejorar y simplificar una reforma que para todos resultaba compleja y confusa. Al inicio reflejó el sano espíritu de arreglar las cosas, pero la ignorancia, los intereses, las negociaciones partidistas y el buscar acuerdos que dejaran “tranquilos a todos los sectores”, no generaron nada bueno para nuestro país. El resultado final, después de todas esas discusiones, fue seguir con una pésima reforma tributaria, peor que la original, más compleja aún.

En todas estas discusiones legislativas, pareciera no existir ninguna responsabilidad por hacer un buen trabajo; pareciera que a nadie le importa si se obtienen los objetivos como país. A la fecha no hay ningún responsable político por no haber logrado el objetivo de simplificar el sistema tributario; no hay responsables, ni culpables, solo explicaciones que todo lo explican, independiente de los resultados.
Si nuestro país fuese una empresa y los legisladores sus gerentes, les aseguro que, a la fecha, no existiría ningún parlamentario en esa empresa; las empresas ineficientes no tienen espacio en el mercado (aclaro que sé que nuestro país no es una empresa).

¿Cómo hacer y descubrir el mejor sistema tributario para Chile?

El paso del tiempo nos muestra los hechos reales y son estos los que definitivamente nos revelan las verdades. Con todo este fundamento, respaldado solo en los hechos ocurridos en el tiempo, independiente de posturas o posiciones ideológicas, quedó demostrado que con la reforma tributaria del Gobierno de Bachelet no se cumplió ninguno de los objetivos que se pretendían: no

se recaudaron los impuestos que se estimaban, ni se eliminó el FUT, que era visto por algunos como la principal herramienta de evasión tributaria; al parecer, algunos entendían que suspender el pago de los impuestos mientras las utilidades estaban en el ámbito empresarial, resultaba ser un acto pecaminoso contra el fisco, y tampoco con ese sistema tributario se logró un sistema más justo y equitativo.

Sin duda alguna, para la gran mayoría de las personas, ese sistema tributario resultó ser el sistema más COMPLEJO DE ENTENDER E IMPLEMENTAR. En resumen, el sistema tributario del Gobierno anterior resultó un fracaso y un daño para el país.

Llevamos años en eso de corregir un sistema tributario, un sistema que desde su origen fue mal elaborado y que, en las oportunidades que se tuvo para arreglarlo, empeoró. Son muchas las personas que han sufrido por la insistencia de utilizar sistemas ineficientes, complejos y costosos.

No solo es el fisco el que no está recibiendo los ingresos necesarios. Con el actual sistema tributario, las empresas y sus socios están expuestos a multas y sanciones por una serie de inconsistencias que se producen principalmente por lo complejo que resulta cumplir con las exigencias tributarias, y son muchos contadores los que están siendo cuestionados injustamente por la calidad de su trabajo tributario. Esto no da para más, no se puede insistir en mantener “legados” que no le hacen bien al país; hay que pensar primero en los intereses de Chile.

¿Por qué creemos y queremos esta reforma de modernización tributaria?

– Porque define una solución concreta y clara para eliminar la mayor complicación del actual sistema tributario. Establece un sistema único de tributación para la mayoría de las empresas. Una de las principales razones de la complejidad del actual sistema tributario, está dada por la convivencia de dos sistemas tributarios totalmente distintos en su estructura y forma de determinar el pago de impuestos. Más aún cuando se plantea la opción de poder cambiar de un sistema a otro bajo ciertas condiciones, esto no tiene ningún sentido práctico y hace al actual sistema tributario, más complejo y confuso. Establecer un solo sistema tributario, como régimen general, independiente de que este sea integrado, semi integrado o atribuido, resuelve de raíz la complicación del sistema. No olvidemos que originalmente se planteó la existencia de un solo sistema (atribuido), y que producto de las conversaciones y negociaciones legislativas, se llegó al acuerdo de que existieran dos sistemas principales para las empresas.

– Creemos y queremos, porque define un sistema de tributación especial para las Pymes, favoreciéndolas con menores tasas de impuestos e incentivos concretos y simples para promover la inversión en activos, aun cuando desconocemos de qué manera se determinará la base imponible para calcular el pago de los impuestos de las pequeñas empresas; planteamos que siempre deba establecerse a través de la contabilidad completa. Existe el mito que llevar la contabilidad también resulta complejo y costoso para los pequeños contribuyentes; hoy con la irrupción digital e integración de los procesos administrativos, cada vez resultará ser más fácil, económico y tecnológicamente factible llevar la contabilidad completa. Hay que recordar que la contabilidad no solo sirve para determinar bases imponibles; la contabilidad es la principal herramienta para apoyar la toma de decisiones de un negocio; pensar que un negocio puede gestionarse sin información financiera y sin contabilidad, es no entender de negocios, y pensar que lo más importante para los pequeños contribuyentes es el pago de los impuestos y no medir el resultado del negocio, es ir en sentido contrario. Si el negocio no funciona bien, los impuestos serán míseros; hay que preocuparse primero del negocio.

– Porque sabemos que las personas que participaron en su elaboración y desarrollo de esta reforma son profesionales técnicamente competentes y TIENEN VASTA EXPERIENCIA en el tema de sistemas tributarios. De hecho, parte del equipo de trabajo fue un equipo especial de profesionales del SII, liderados por su actual director, señor Fernando Barraza, lo que marca una gran diferencia respecto de otras reformas tributarias. Esta reforma de modernización no fue concebida desde la “teoría”, desde los libros, desde las ideologías. La incorporación de la boleta electrónica de forma obligatoria permitirá la mayor recaudación en esta modernización, US$ 1.181 millones. Una clara contribución de buenas ideas de parte de equipos con conocimiento y experiencia en materias tributarias, y que confirman por qué don Fernando Barraza es el flamante director de ese servicio público.

– Muchos de nuestros fracasos se producen porque quienes imponen las ideas o sistemas elaboran propuestas o inventos basados solo en teorías. “Pastelero a tus pasteles” es una buena recomendación para saber distinguir en las discusiones parlamentarias quién tiene el saber, quién solo conoce y quién no tiene idea. Lamentablemente, no se puede cambiar el sistema legislativo; lo ideal sería que cuando se produce este tipo de discusiones técnicas, se realicen en un ámbito técnico y se excluyan las posturas o posiciones políticas, y se reserven de opinar todos los políticos que NO saben de lo que están hablando. Eso sería ideal, pero  tenemos una realidad que debemos aceptar, así son las democracias, así se legislan los temas técnicos.

– Porque sentimos que la “Institución del Defensor del Contribuyente” es el anhelo de muchos contribuyentes desvalidos, sin recursos, ni contactos, para enfrentarse con confianza a distintos trámites o fiscalizaciones tributarias. Refleja el espíritu de hacerse cargo de los contribuyentes que más necesitan frente a un problema de pago de sus impuestos. Por cierto, los grandes empresarios no requieren de ningún defensor frente al SII; ellos cuentan con los recursos para contratar los servicios de los mejores expertos tributarios del país. Bien por nuestro país en el tema de recaudación; es más justo y solidario con los pequeños contribuyentes.

– Porque al cobrar impuesto a las empresas basadas en prestaciones de servicios a través de portales tecnológicos, empresas como Netflix, Google, Airbnb y otras de similares características, se nivela el piso y permite competir en igualdad de condiciones con otras empresas nacionales de negocios similares. Es un impuesto justo, responde a los progresos de nuestra economía y nuevos modelos de negocio; muestra que tenemos un sistema más moderno que responde a las nuevas modalidades de negocios digitales.

Creemos y queremos esta reforma de modernización tributaria, no por atribuir importancia a quién o a quiénes la gestaron, eso no es lo relevante; queremos esta reforma de modernización porque es lo mejor para Chile, porque asegura al fisco la obtención de los recursos que tanto necesitamos. La queremos porque finalmente simplifica el sistema tributario y, además, lo moderniza. Pero también porque da una clara señal del espíritu que hay detrás de esta reforma de modernización y creación del defensor del contribuyente, de tener un sistema tributario más justo y transparente.

Es curioso cómo ha pasado el tiempo; ya llevamos casi cinco años desde que se inició la reforma tributaria de Bachelet; al final, pareciera ser que estamos volviendo atrás en el tiempo, volviendo a un sistema único muy similar al que antes existía con el régimen general. Un sistema tributario 100% integrado, donde los dueños de las empresas tributaban en base a retiros y distribuciones, y las utilidades pendientes de tributación quedaban registradas en un libro denominado FUT. Por cierto, hoy, las tasas de impuestos son más altas, se facilitó el registro del FUT; tiendo a pensar que, en materia tributaria, la vida es un círculo, sin principio y sin fin, solo un círculo, círculo donde, finalmente, estamos casi donde mismo partimos.

 

Jorge Valenzuela F.
Gerente Comercial y Socio de Transtecnia

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