Nuestra selección nacional de fútbol, atrapada en un juego que se queda en el intento y pocas veces llega al gol, parece ser el espejo perfecto de lo que sucede en varios aspectos de nuestra sociedad. ¿Cuántas veces hemos visto a nuestro equipo resistir y esforzarse, pero sin lograr el golpe definitivo para ganar? Esta metáfora se extiende también a otros terrenos, como la política y nuestra economía, donde muchos se conforman con “jugar” en lugar de ir por el gol. La realidad es que jugar no es suficiente; para progresar, hace falta concretar.
La política: Mucho pase, poca definición
En la política, el fenómeno es similar al de la cancha: largas discusiones, conflictos, y promesas, pero poca acción concreta. Los temas esenciales como salud, educación y seguridad quedan en eterno debate, mientras la ciudadanía espera soluciones reales y los pacientes se mueren esperando ser atendidos. La expectativa es ver resultados, avances palpables, y no solo promesas que no terminan de concretarse. Para que una sociedad prospere, hace falta mucho más que “jugar” a legislar y debatir; necesitamos que nuestros representantes logren goles y avances reales, la sociedad lo está pidiendo a gritos, como en un estadio.
Mas ingresos: El reto de concretar el crecimiento
En el ámbito empresarial, la idea de “meter goles” se traduce en un crecimiento sostenible y resultados que respalden los esfuerzos. Las empresas necesitan ir más allá de la mera presencia en el mercado o de tener un modelo de negocio; deben ser capaces de concretar y escalar, de convertir sus esfuerzos en un crecimiento tangible. Muchas empresas parecen jugar bien, pero quedan relegadas cuando no logran que sus estrategias se traduzcan en éxito real y avance en el mercado. Aquí, como en la cancha, el objetivo final no es solo competir, sino posicionarse y progresar.
La permisología: Una defensa impenetrable que frena el juego
A esta situación se suma un factor crítico que afecta a todos los sectores: el exceso de “permisología” tramites e ineficiencias. Al igual que un equipo que se enfrenta a una defensa impenetrable, la permisología representa un conjunto de trabas burocráticas que obstaculizan el avance y frenan cualquier intento de progreso. Emprendedores y empresas deben sortear un sinfín de permisos, requisitos y trámites que, en vez de promover el desarrollo, se convierten en un freno constante. Lo mismo ocurre en la política, donde la necesidad de autorizaciones y consensos puede ser una excusa para no tomar decisiones y evitar compromisos de fondo.