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La educación contable atraviesa una profunda crisis. Las instituciones formadoras parecen atrapadas en un modelo obsoleto, enfocado en enseñar a los contadores cómo registrar transacciones y operar sistemas, ignorando las verdaderas necesidades del mercado y de las empresas en la era digital. Esta brecha entre lo que se enseña y lo que se necesita genera frustración en los egresados, quienes descubren que deben reeducarse para desempeñarse adecuadamente y enfrentar los desafíos actuales.
El valor real de la contabilidad: eficiencia y productividad
La contabilidad, bien entendida, no es simplemente un medio para cumplir con obligaciones tributarias. Su verdadero valor está en ser un sistema financiero y de información que impulsa la eficiencia y productividad de las empresas. La contabilidad es el eje central para medir, controlar y gestionar el negocio, y su utilidad radica en los datos que genera: información confiable, trazable y estratégica que permite tomar decisiones acertadas.
Sin embargo, mientras las instituciones sigan formando profesionales para registrar operaciones y centrarse en aspectos tributarios, la contabilidad continuará siendo percibida como un “mal necesario”. Es urgente redefinirla como un sistema financiero que, además de cumplir con los impuestos, ayude a las empresas a prosperar.
El problema con la formación tradicional
Las universidades y los institutos profesionales han sido lentos en adaptarse a la transformación digital que viven las empresas. Muchos programas de estudio siguen enseñando a los futuros contadores a “hacer la contabilidad”, en lugar de interpretar y analizar sus resultados. Esto refleja una desconexión preocupante entre la academia y la realidad empresarial.
Es especialmente alarmante que algunas instituciones crean que incluir un software ERP básico en sus programas sea suficiente para hablar de modernidad y acercarlos al mundo digital. Sin embargo, esto no aborda los desafíos profundos de la era digital, donde el foco ya no está en operar sistemas, sino en interpretar datos financieros para generar valor estratégico.
El impacto en los profesionales y las empresas
El resultado de esta formación inadecuada es la frustración de los nuevos contadores, quienes egresan con un título que no les brinda las herramientas necesarias para desempeñarse de manera efectiva. Descubren que, si quieren progresar, deben aprender por su cuenta las competencias que deberían haber adquirido durante su formación.
Para las empresas, esto significa contratar profesionales que necesitan reeducación, ralentizando su capacidad para adaptarse a un entorno empresarial cada vez más dinámico. Además, perpetúa la percepción de que la contabilidad es solo un instrumento para calcular impuestos, ignorando su verdadero potencial como motor de eficiencia y productividad.
La contabilidad como sistema financiero, no solo tributario
El enfoque tributario de la contabilidad ha puesto “la carreta delante de los bueyes”, relegando su función financiera y estratégica. Las instituciones deben enseñar que:
1.- La contabilidad es, ante todo, un sistema financiero: Su objetivo principal es medir, controlar y gestionar el negocio, mientras que lo tributario debe ser un subproducto natural de un sistema bien diseñado.
2.- Los datos son el activo más valioso: La formación debe centrarse en cómo interpretar y analizar la información contable para tomar decisiones estratégicas.
3.- La tecnología es una herramienta, no el fin: Los estudiantes necesitan aprender no solo a operar software, sino a extraer insights significativos de los sistemas contables modernos que son el lenguaje de los negocios.
El Rol de las Instituciones Educativas
Es responsabilidad de las universidades e institutos profesionales adaptar sus programas de estudio a esta nueva realidad. Esto implica:
Actualizar contenidos y metodologías: Incorporar tecnología avanzada y análisis de datos, y enfocarse en habilidades de interpretación y estrategia.
Enfocar la formación en la utilidad de la contabilidad: Enseñar cómo los datos contables impulsan la eficiencia y productividad de las empresas.
Asegurar la satisfacción profesional de los egresados: Preparar contadores que se sientan competentes y felices con su elección de carrera.
Un Llamado a la Modernización
La crisis en la educación contable refleja la necesidad de un cambio profundo en cómo entendemos y enseñamos esta disciplina. No podemos seguir formando profesionales que sepan registrar transacciones, pero carezcan de las herramientas y capacidades para interpretar los datos financieros y guiar a las empresas en su toma de decisiones.
La contabilidad debe dejar de ser vista como un sistema tributario y asumir su papel como el principal sistema financiero de las empresas. Este cambio no solo beneficiará a los futuros contadores, sino también a las empresas, al brindarles profesionales capacitados para enfrentar los desafíos de la era digital.
Conclusión
La educación contable está en crisis, pero esta situación también representa una oportunidad. Es momento de modernizar los programas de formación y alinear la contabilidad con su verdadero propósito: ser una herramienta de eficiencia y productividad empresarial. Solo entonces podremos dejar atrás el paradigma del “mal necesario” y posicionar a la contabilidad como un pilar estratégico para el crecimiento y desarrollo económico de las empresas y el país.
Autor: Jorge Valenzuela F.– Gerente General y Fundador de Transtecnia S.A.
de contabilidad, temas laborales, educación, tributarios e innovación
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Pucha Jorge, comentario corto pero preciso, al cayo, a la triste realidad. Esto lo he entendido desde hace bastantes años…
Que gran verdad, Jorge. Eso me recuerda algo que escuché por ahí y decía algo más o menos así..."ahora los…
La verdad, es que me parece poco convincente que el ser humano sea el resultado de la casualidad (como propone…
Por fin salió a la luz, gran articulo.... es tan fácil comprar una licencia, pero en realidad todo esto para…
Buenos días, me parece una muy buena reflexión basada en principios básicas que generalmente se tiende a no considerarlos, lo…