Ese lenguaje existe. Es el de los datos masivos, conectados, auditables y abiertos.
Y está listo para hablarnos. Lo que falta es escucharlo.
¿Y si cruzáramos…?
Familiares de políticos con la nómina del Estado
Asignaciones presupuestarias con ejecuciones reales
Juicios por violencia intrafamiliar con cargos en educación o salud
Resultados escolares con gasto municipal por alumno
Declaraciones de patrimonio con contratos adjudicados
¿A qué le temen quienes gobiernan que se oponen a cruzar los datos?
Tal vez… a que por fin la verdad deje de ser opinable y relativa.
La tecnología ya está. La decisión, no.
Chile tiene las capacidades técnicas, la infraestructura digital y el capital humano para construir un sistema nacional de control público basado en datos reales.
Lo que falta es voluntad política, y, sobre todo, valentía moral.
Ya no se trata de pedir más recursos a través de aumentos de impuestos o mayor endeudamiento.
Se trata de usar mejor los recursos que ya tenemos.
Un llamado a los que creen en un país más justo.
¿Qué pasaría si dejáramos de medir la gestión pública por intenciones y empezáramos a medirla por información cruda, cruzada y abierta?
¿Qué pasaría si construyéramos una república no de papel, no de discursos, sino de datos auditables trazables?
¿Qué pasaría si el próximo gran pacto político no fuera un acuerdo de cargos… sino un compromiso por cruzar los datos y dejar que estos nos hablen de las realidades?
Chile necesita utilizar sus datos. Pero más aún, necesita aprender a escucharlos.
Porque los datos no tienen intereses.
No tienen partido ni posición política.
No mienten cuando no se manipulan.
Y si los cruzamos… Chile podría ser por fin otro país.
¿Y tú qué opinas? ¿A quién le crees más? ¿A los datos o a los políticos?
1 comment on “Y si cruzáramos los datos… Chile sería otro país”
Sería maravilloso avanzar como país, pero no olvidemos el viejo dicho: “divide y vencerás”. Es urgente que llegue al poder un presidente capaz de cruzar y analizar toda la información disponible, sin dejar cabos sueltos.
Tomemos como ejemplo los subsidios habitacionales DS49. Muchas personas que no los necesitaban accedieron a propiedades mediante este mecanismo, mientras otras regularizaron terrenos a través de Bienes Nacionales, enriqueciéndose con esa apropiación. Algunos incluso disfrutan de salud pública gratuita y expedita, mientras quienes realmente necesitan ayuda estatal no reciben nada.
También está el tema de las fundaciones: ¿cuánto dinero se destina a sueldos y honorarios?, ¿cuántas personas realmente han sido ayudadas a salir de la pobreza o de las drogas? Existen casos de emprendimientos apoyados por fondos estatales que, lamentablemente, fueron abandonados a los pocos meses—con máquinas vendidas y programas desperdiciados.