Chile saldrá de la crisis económica generada por la pandemia con una mayor deuda pública y la presión por nuevos derechos sociales -uno de los temas centrales de la nueva Constitución- agregará exigencias adicionales de financiamiento al Estado.

En este escenario, cambios tributarios que aporten más ingresos es una fórmula que está sobre la mesa. Y los candidatos presidenciales tienen ya sus propios diseños, aunque listar sus propuestas no siempre es fácil: no todo figura en sus programas, y en debates y entrevistas los diseños también evolucionan.

Entre los estudios tributarios hay varios tratando de seguirles la pista a los planteamientos tributarios, para mantener informados a sus clientes. En Recabarren y Asociados recopilaron el “estado del arte tributario” a octubre de los candidatos Gabriel Boric, José Antonio Kast, Sebastián Sichel y Yasna Provoste, que figuran como aquellos postulantes con mayores probaibilidades de pasar a una segunda vuelta según las encuestas.

Más allá de las propuestas específicas, dos aspirantes plantean elevar la recaudación mediante ajustes al sistema vigente, eliminando exenciones y afinando tasas. Otro suma estas propuestas pero con un sistema desintegrado y el cuarto va por otro camino: volver al régimen integrado y rebajar impuestos, o incluso eliminarlos.

La ruta de Boric

El abanderado de Apruebo Dignidad tiene ambiciosas metas en caso de ser elegido: impulsará un conjunto de reformas que permitan incrementar en la recaudación que va entre el 8% y el 8,5% del PIB en dos periodos presidenciales, además de reducir la evasión en el equivalente a 3,5% del PIB.

Para lograr tales objetivos, propone desintegrar el sistema tributario (que las empresas y sus dueños tributen en forma separada) y eliminar una serie de exenciones que benefician a los segmentos de mayores ingresos relativos, como la exención a la ganancias de capital, IVA en la construcción y beneficios para viviendas DFL2. También plantea elevar la tasa en los tramos más altos de los impuestos que pagan las personas, establecer “un impuesto a los súper ricos” (que podría ser permanente) y “revisar” la ley sobre donaciones y herencias.

Se agrega un royalty minero ad valorem sobre los minerales extraídos, con tasa progresiva que afecte a la gran minería, más un gravamen al uso de bienes comunes naturales (como agua o suelo urbano) entregados a personas o empresas a cualquier título.

Busca elevar el impuesto específico a los combustibles a 7 UTM por m3 para gasolinas y diésel sin exenciones ni devoluciones (hoy es 6 UTM para gasolina y 1,5 UTM para diésel). Y propone impulsar otros “impuestos verdes” cuyo fin no será recaudar sino desincentivar algunas conductas, como cambio de uso de suelos, ganadería extensiva y productos contaminantes. También apunta a elevar la tasa a pagar en la compra de vehículos, y de la tasa de embarque aéreo luego de un determinado número de vuelos.

El camino de Kast

A diferencia de su competidor de izquierda, el candidato del Partido Republicano no es partidario de elevar la recaudación, algo que parece ineludible atendida la situación fiscal. No es claro a cuánto asciende la estimación de menores ingresos fiscales asociada a su fórmula.

Su norte parece apuntar a reformar las dos últimas reformas tributarias: la primera meta es reintegrar plenamente el sistema tributario; esto es, que al pagar impuestos los dueños de empresas descuenten el 100% de lo que pagó su firma, hoy en 65% tras la reforma de 2014. La reintegración fue algo que el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera tuvo que ceder tras el estallido social.

Como segundo objetivo, la propuesta de Kast busca reducir el impuesto corporativo a 17% (hoy en 27%) y que la reinversión de utilidades no tribute. También persigue rebajar el IVA de 19% a 17% -destinando 7% del total recaudado a las cuentas de ahorro previsional-, y eliminar impuestos como los que gravan las propiedades, herencias, donaciones y operaciones de crédito.

Otras medidas son aplicar IVA a los servicios financieros, y eliminar exenciones, salvo para pymes. En cuanto a pymes, propone varias medidas como tasa 0% para las que vendan menos que 25 mil UF ($755 millones) y rebaja de 100% de la base imponible del monto reinvertido en la empresa.

Para las personas, plantea un impuesto negativo a la renta de 17% para quienes reciban ingresos inferiores al monto exento ($680 mil mensuales) y rebaja de impuesto de $15 mil por cada hijo de hasta 18 años.

La propuesta de Sichel

El candidato presidencial de Chile Podemos Más aspira a cambios graduales en materia tributaria y asociados a un compromiso de gasto público eficiente. La meta es aumentar la carga tributaria gradualmente en torno a 3% del PIB al 2030, con el horizonte de quedar en torno al promedio de los países OCDE cuando tenían ingresos similares a los de Chile. En su propuesta hay detalles menos específicos que los de sus contendores.

La mayor recaudación provendría de un doble esfuerzo: eliminar exenciones que no se justifican (para lo cual se basarán en los informes disponibles, pero buscando “mejores datos”) y aumentar la progresividad del sistema tributario. En esto último se evalúa rebajar los umbrales de los tramos más altos del impuesto a la renta y revisar los impuestos a las propiedades, las herencias y los bienes de lujo. También perfeccionar el marco tributario vigente para pymes.

Pretende disminuir los impuestos para la clase media y vulnerable, y devolver el IVA que estos grupos gastan en medicamentos y alimentos. También busca robustecer los impuestos verdes, elevando gradualmente las tasas de los impuestos a los combustibles y emisiones. Además, plantea un diseño tributario que desincentive el consumo de productos como azúcar, sal, nicotina añadida en cigarrillos electrónicos y vaporizadores, y alcohol.

También propone robustecer la fiscalización y sanción de la evasión tributaria, fortaleciendo los servicios de Impuestos Internos, Aduanas y Tesorería General de la República.

Las metas de Provoste

La abanderada presidencial de Nuevo Pacto Social busca elevar en 5% del PIB la recaudación fiscal permanente, incrementar la progresividad del sistema tributario, combatir la evasión y la elusión, y hacer posible que el Estado reciba mayores rentas por la explotación de los recursos naturales del país.

Para recaudar más, dice que impulsará un alza en el impuesto a las rentas del capital, que los impuestos empozados en el FUT paguen un interés anual, y revisar el royalty minero para elevar la recaudación y evaluar extender un mecanismo similar a otras actividades extractivas. Quiere crear un registro de los dueños finales de empresas para poder “cobrarles más”.

También busca perfeccionar los impuestos verdes y eliminar exenciones como el IVA a las empresas constructoras, los beneficios de las viviendas DFL 2, el crédito del impuesto específico del diésel para empresas y, gradualmente, el régimen de renta presunta.

Entre las fórmulas para reducir la evasión y elusión figuran mejorar la cláusula general de antielusión, que el SII pueda acceder a la información bancaria de los contribuyentes, establecer obligaciones de información en relación con los paraísos tributarios y otros regímenes especiales, y crear la figura del denunciante anónimo tributario.

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