Dos proyectos que buscan reducir la jornada laboral ya están sobre la mesa. Uno apunta a recortarla a 40 horas semanales, y otro a 38 en un plazo de cinco años. Nuevamente el tema se instala en el debate público y con ello la gran pregunta: ¿es el momento de rebajar la cantidad de horas que trabajan los chilenos?

Si bien las mociones parlamentarias no han tenido mayor avance en el Congreso, para los expertos no es una buena idea proponer estas alternativas en tiempos de crisis económica.

La última iniciativa ingresada al Parlamento fue en junio pasado. Esta incluye la opción de pactar jornadas 4X3 (cuatro días trabajados, tres de descanso) e indica que una reducción de la jornada no podría afectar las remuneraciones de los trabajadores. El autor del proyecto, el diputado independiente Raúl Soto, señaló que esta rebaja no se haría en tiempos de pandemia y se abrió a la posibilidad de realizar planes piloto.

“Me parece razonable que se empiece a aplicar parcialmente, con planes piloto enfocados en grandes empresas que se puedan adecuar y, en base a los resultados, que generen ampliarlo a las demás”, dijo el parlamentario a Pulso.

En la vereda contraria, el diputado de la Comisión de Trabajo, Cristián Labbé, sostuvo que “la rebaja a los horarios laborales no tiene ningún sentido cuando hoy tenemos que potenciar a las pymes, tenemos que reactivar la economía, tenemos que ver el tema de la pandemia, el tema de los colegios, entre otros… hoy hablar de flexibilidad horaria laboral no tiene ningún sentido. Hoy hay que hablar de ayudar a las pymes y aumentar la economía del país”.

El tema llegó también a oídos del gobierno. De hecho, el ministro del Trabajo, Patricio Melero, sostuvo hace algunos días que “no es el minuto ni la oportunidad de reducir la jornada de trabajo”, y aclaró que una iniciativa así podría analizarse en el futuro cuando haya una mayor productividad.

La realidad de la jornada en Chile

No es la primera vez que en Chile se discute la posibilidad de reducir la jornada laboral. De hecho, en el gobierno del presidente Ricardo Lagos Escobar, esta se recortó de 48 a 45 horas semanales, y en ese entonces el Mandatario dijo que la medida apuntaba a dar una mejor calidad de vida a los trabajadores.

16 años han pasado desde ese último cambio en la cantidad de horas que se trabaja en el país. Desde enero de 2005, cuando entró en vigor la normativa, hasta la fecha la jornada laboral en Chile es de 45 horas a la semana. En América Latina Colombia, México y Costa Rica superan a nuestro país en la cantidad de horas trabajadas.

Hay que señalar, además, que en muchos países, como por ejemplo Alemania, no hay una jornada laboral única, ya que esta misma se rige en un marco a partir de acuerdos colectivos de gremios o sindicatos.

Son varios los países europeos que están en la mira en América Latina, ya que cumplen con ese ideal de trabajar menos y producir más.

A nivel global, Chile está en el octavo lugar entre los países que reportan a la OCDE, en que el promedio anual de horas trabajadas son más altos. Colombia encabeza el listado de promedio anual de horas trabajadas con un total de 2.172 horas, seguido por México con 2.124 y Costa Rica con 1.913. Nuestro país tiene un total de 1.825 horas al año.

La última reducción de jornada en el país encendió en ese entonces el debate sobre las implicancias económicas de una medida como ésta, y hoy vuelve a ponerse en la palestra cuáles serían las consecuencias de recortar la jornada. A esto se suma, además, la baja productividad que hay en el país y cómo se podrían ver afectados los salarios.

“Yo que soy profesor no veo cómo con 38 horas voy a hacer las mismas clases y atención a alumnos que hago con 44, o hacer menos clases físicamente, o menos preparación o corregir menos pruebas. En la mayor parte de los trabajos la persona va a producir menos y, por consiguiente, va a ganar menos, y yo pienso que hay personas que preferirían trabajar menos y ganar menos, pero la mayoría de los chilenos valoran el ingreso aún más”, sostuvo el vicepresidente de la Comisión de Productividad, Joseph Ramos.

El académico dijo, además, que más allá de la crisis económica que se vive en el país, una reducción de jornada afectaría las remuneraciones: “con pandemia o sin pandemia este no es un proyecto bueno”.

El presidente de la Comisión Nacional de Productividad, Raphael Bergoeing, dijo en 24H que “en términos efectivos, Chile está trabajando del orden de 41 horas semanales, eso en términos efectivos, y cuando vemos a la totalidad de los países de la OCDE cuando tenían el ingreso per cápita que nosotros tenemos hoy, trabajaban exactamente lo mismo, 41 horas, entonces independientemente que tenemos que pensar cómo seguir avanzando para mejorar la calidad de vida teniendo más tiempo libre, Chile está exactamente donde estaban los países de la OCDE en promedio cuando tuvieron el ingreso que tenemos nosotros hoy”.

Para el economista y gerente general de Gémines Consultores, Tomás Izquierdo, este tipo de iniciativas pondrían aún más presión en el mercado laboral, que se ha visto afectado por la pandemia.

“Respecto de lo más técnico, efectivamente eso es encarecer más el mercado laboral de Chile, en momentos que bien medidos estamos con tasas de desocupación del orden de 16%, y digo bien medido porque si toda la gente que se retiró temporalmente de la fuerza de trabajo la reincorporaras en el cociente para calcular la tasa de desempleo, esta sería en torno al 16%, y está camuflado porque hay muchas personas que están retiradas de la fuerza de trabajo”.

Agregó que “en un contexto de tasa de desempleo de 16%, en un contexto de pymes que con suerte están sobreviviendo, en un contexto en que quisieras que los ingresos autónomos del hogar se recuperaran, vale decir, que el empleo se recupere, porque es imposible seguir subsidiando a las familias al ritmo que se ha hecho a lo largo de los últimos 18 meses, esto es una aberración más (…), esto es voluntarismo puro”.

Además, ambos expertos dejaron en claro que las empresas no están obligadas a contratar personal, por lo que reducir la jornada laboral podría afectar el mercado laboral.

La mirada de las empresas

Brasil, El Salvador, Republica Dominicana y Chile están en una situación similar en cuanto a la extensión de la jornada laboral. Desde el gran empresariado apuntan a mejorar la productividad y a resolver temas como la adaptabilidad y la flexibilidad antes de poner sobre la mesa una reducción de la jornada semanal.

“Cuando estás en una situación tan compleja como la economía actual, donde tenemos que recuperar 1 millón de empleos, donde debiéramos sacrificarnos todos como lo hemos hecho siempre, quizás hacer un ajuste en la jornada laboral no es el momento de hacerlo. Sin perjuicio de eso, sí se puede discutir el cómo. La pregunta es cómo logramos productividad para que esto lo podamos solventar en el tiempo. No es llegar y decir, me comparo con un país y con otro”, señaló el presidente de la CPC, Juan Sutil.

Y agregó que “esta materia debiera estar indexada, a juicio mío, a métricas reales de crecimiento y productividad, que permitan mejorar las condiciones en la medida que el país va creciendo. Si al final no puedes apretar tanto el limón, porque al final el limón termina seco”.

“Hoy las empresas enfrentan un aumento del salario mínimo, aumento de impuestos varios, aumento de aporte patronal para jubilaciones, reavaluo fiscal de predios agrícolas, dificultades para encontrar trabajadores por bonos de distinta naturaleza y efectos derivados de la pandemia. Las pymes están muy afectadas y se proyecta caídas en el crecimiento en el mediano plazo. Por todo lo anterior, es muy inoportuna la medida”, dijo Andrés Montero, director SNA y consejero Sofofa. “Hoy es políticamente correcto, sobre todo antes de las elecciones, ofrecer beneficios a cambio de nada. Para industrias como el comercio y también para la agricultura, estas medidas atacan directo a la competitividad y a las futuras inversiones, agregó.

Desde el gremio de la micro, pequeña y mediana empresa comparten la visión del gran empresariado, y piensan que no están dadas las condiciones para pensar en reducir la jornada laboral.

“Quien tiene un negocio con atención de público, que fabrica productos como las pymes, no tienen ninguna posibilidad de disminuir la jornada, porque el almacén, la panadería, tienen que cumplir con horarios completos, y no cortarlos a media tarde. No hay dinero para contratar otro funcionario. Estamos condenando a la quiebra a muchas pymes. Creemos que se debe ser bastante más responsable y no porque algo es aceptado por la población lo demos como un hecho o lo empujemos. Es el peor minuto para hablar de estas cosas”, dijo el presidente de Conapyme, Héctor Sandoval.

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