Aunque la demanda por apoyo a los hogares modestos frente al encarecimiento de los bienes de consumo básico se saldó usando las transferencias fiscales existentes, eso no significa que el debate se haya cerrado. Pero las rebajas al Impuesto al Valor Agregado (IVA) propuestas como alternativa por los diputados son un camino popular, pero regresivo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) plantea que en lugar de exenciones para alimentos u otros productos esenciales, es mejor pensar en reintegrar el IVA a los grupos más pobres. De este modo no solo se alivia la situación de los hogares vulnerables, sino también se contribuye a reducir la informalidad laboral, aumentar la recaudación y disminuir la evasión tributaria.
En su informe macroeconómico “De la recuperación a la renovación” (descargar en español aquí), el organismo detalla que en la región la evasión del IVA se acerca al 30% de la recaudación tributaria potencial, o 1,6% del PIB. Además, los tratamientos preferenciales, al ser generalizados, terminan beneficiando principalmente a los hogares más ricos.
En un análisis anterior, el especialista senior en Gestión Fiscal del BID, Alejandro Rasteletti, mostró que en Chile el 74% de los beneficios por tasas reducidas y exenciones del IVA se concentran en el quintil más rico de la población, mientras que el quintil más pobre recibe menos del 10%.
Chile: cae desigualdad, sube recaudación
Rasteletti explica que al eliminar todas las exenciones al IVA y reintegrar a los hogares de los primeros tres deciles de la distribución del ingreso lo que han pagado por ese impuesto, la desigualdad disminuye y los ingresos fiscales netos aumentan o se mantienen en la mayoría de los países.
“El reintegro del IVA a los hogares más pobres incrementaría el impacto redistributivo de la política fiscal, ya que los pobres recibirían una transferencia para reintegrarles el IVA pagado, mientras que los hogares más ricos pagarían más IVA, al generalizarse este a todos los bienes y servicios”, explica.
Añade que al modelar los efectos de esta reforma para Chile, se revela que el índice Gini (que mide la desigualdad de ingresos, donde 0 indica plena igualdad y 1 plena desigualdad) se vería reducido de 0,499 a 0,478 consecuencia de esta reforma. Asimismo, la recaudación neta del impuesto (recaudación menos subsidios) se reduciría en 5,3%. Además, esta medida “podría incrementar la formalidad de empresas y transacciones, ya que se generarían incentivos para que los hogares de menores ingresos soliciten boletas y hagan pagos digitales para acceder al reintegro del IVA”, afirma.
Los cálculos para Chile consideran la eliminación de todos los tratamientos preferenciales que existen en el IVA, que llevan a que ciertos bienes y servicios (como educación, salud, transporte, servicios postales y maquinarias) no paguen la tasa general del IVA de 19%. Este debate se registró en Chile recientemente, cuando el Congreso votó el financiamiento de la pensión garantizada universal (PGU). Ahí se aprobó gravar con IVA los servicios, aunque manteniendo la exención a algunos como los de educación, salud y de transporte de pasajeros.
Iva + impuesto negativo al ingreso
El experto del BID añade que otra medida que contribuye a la formalización del empleo entre trabajadores de bajas rentas es el impuesto negativo a la renta. En simple, implica que el Fisco exige a todas las personas declarar sus rentas anuales, incluso a las que están exentas de pagar impuestos, pero tributan quienes tienen utilidades y quienes están bajo cierto límite reciben una transferencia.
“Si bien no realizamos estimaciones con la implementación simultánea de ambas medidas, la combinación de estas podría en la práctica incrementar los impactos de cada medida”, afirma.
Explica que, por ejemplo, podría ocurrir que trabajadores informales no soliciten el reintegro del IVA, para evitar que la solicitud de boletas electrónicas revele al Servicio de Impuestos Internos (SII) sus ingresos informales. “Esto podría tener efectos negativos para la persona, dejando por ejemplo de calificar para recibir las transferencias del gobierno”, advierte.
Pero con la implementación del impuesto negativo a la renta, “ese desincentivo a pedir boletas desaparece, ya que su ingreso ya es conocido por el SII”, explica. En resumen, la formalización laboral podría dar lugar a pedidos de reintegros, lo que alentaría aún más los incentivos a la formalización laboral generados por el impuesto negativo a la renta.