Cada año, uno de los informes más esperados en el mundo económico y político es el Economic Survey (Estudio Económico) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En su versión 2022, la entidad reduce sus proyecciones de crecimiento para 2023 hasta -0,5% (1,9% para 2022), con variaciones deterioradas en consumo privado (-1,9%), inversión (-1,8%) e importaciones (-1,4%); solo en exportaciones habría una ligera alza (2,1%).
“La economía chilena se recuperó rápidamente de la pandemia gracias a un apoyo de políticas excepcionalmente fuerte, que acabó provocando un importante recalentamiento de la economía”, dice el informe.
La inflación en 2022 llegaría a 11,1%, apenas por debajo de las estimaciones del Banco Central (12%), y para 2023 la OCDE prevé que el IPC tendrá una variación de 6,4%.
“Las autoridades monetarias han actuado de forma oportuna y decisiva para contener la inflación, y el estímulo fiscal se está retirando”.
En cuentas fiscales se pasaría de un balance efectivo de -0,1% del PIB en 2022 a -2,6% del PIB en 2023. La deuda pública bruta llegaría a 40,9% del PIB en 2023. Todos estos números van en línea con las estimaciones del Gobierno. En esa materia, la OCDE propone fortalecer la regla fiscal que permita por ejemplo una cláusula de escape, pero el Ejecutivo de hecho ya avanza en esa dirección en un proyecto de ley.
Reforma Tributaria. De los aspectos más esperados en el informe este año está el capítulo destinado a la situación tributaria chilena, algo sobre lo cual la misma OCDE presentó un documento específico en junio. Allí ya adelantó que el país tiene una de las menores cargas tributarias de la organización e incluso menor a otras economías comparables cuando estaban en similares estadios de desarrollo.
Recaudación: “Aumentar los ingresos públicos en 4 puntos porcentuales del PIB, como lo planean actualmente las autoridades, es ambicioso pero es factible a través de una reforma tributaria integral”, dice la OCDE. Ese dato está desactualizado, luego de que Hacienda anunciara indicaciones que reducirán la recaudación esperada en medio punto del PIB.
Personas: La OCDE recuerda que la Reforma Tributaria modifica los tramos del Impuesto Global Complementario para que haya un mayor pago de impuestos entre quienes ganan más, y que el techo de ese impuesto sube desde 40% a 43%, en línea con el promedio actual de la OCDE de 42,6%.
Impuesto a los “súper ricos”: Sobre el impuesto al patrimonio (sobre quienes posean US$ 5 millones), sin embargo, la OCDE plantea dudas. “Si bien la motivación de corregir las debilidades al gravar adecuadamente los ingresos del capital y del trabajo en el pasado puede tener algún mérito, las dificultades en la valoración de los activos y el riesgo de fuga de capitales pueden limitar los ingresos potenciales de un impuesto sobre el patrimonio”. Aunque asegura que Hacienda anticipa esos efectos, la OCDE apunta que de los 11 países que tienen ese impuesto solo recaudan, en promedio, 0,3% del PIB: “Chile pretende recaudar el 0,5% del PIB del nuevo impuesto a la riqueza neta, similar a Noruega”.
Contribuciones de bienes raíces: La entidad considera que hay espacio para un mayor gravamen a los bienes inmuebles, dado que en Chile llegan al 0,8% del PIB, mientras que el promedio OCDE es 1,2%.
Más base de contribuyentes: Uno de los asuntos más delicados se relaciona con quiénes deben pagar impuestos. En Chile, recuerda la OCDE, solo el 25% de los contribuyentes efectivamente paga un impuesto a la renta personal. Es decir, existe una “deducción básica” para el 75% de la población que genera ingresos. “En relación con el salario medio, esta deducción básica es la segunda más alta de la OCDE. Alinear solo la deducción básica con la práctica promedio de la OCDE de contribuyentes individuales que comienzan a pagar impuestos sobre la renta personal al 35% del salario promedio, generaría ingresos adicionales potenciales de hasta el 0,8 % del PIB”, dice el reporte.
“Incluir a más personas en el sistema del impuesto sobre la renta de las personas físicas, incluso con una tasa inicial baja, como la tasa del 4% que se aplica actualmente, también ayudaría con la entrega de beneficios específicos y la expansión de los datos tributarios administrativos utilizados en este proceso”, recomienda.
Sin embargo, reconoce la dificultad de avanzar en ese paso. Así, en línea con algunos mensajes que ha transmitido el propio ministro de Hacienda, Mario Marcel (ex funcionario OCDE), la entidad plantea que una política en dirección a que más personas paguen impuestos a la renta, de menores salarios que en la actualidad, “se vería facilitada si fuera precedida por impuestos más altos sobre ingresos muy altos como se planea actualmente, algunas mejoras visibles en la calidad de los servicios públicos, o por contribuciones de seguridad social más bajas para de bajos ingresos […]. Los ajustes de la deducción básica no forman parte de la propuesta de reforma tributaria actual, pero podrían contemplarse en el futuro”.