Es común asociar la informalidad económica con actividades de subsistencia y precariedad, pero la realidad muestra que, en muchos casos, quienes operan informalmente logran acumular bienes y patrimonio significativo. Esto pone en evidencia que la informalidad no siempre es sinónimo de necesidad, sino que, en algunos casos, se convierte en una “estrategia” o mejor dicho viveza para evitar responsabilidades legales y fiscales.
Ejemplos cotidianos de informalidad y su impacto
1.- El comerciante informal con “éxito” económico: Muchas personas conocemos casos de vendedores en mercados o ferias que, aunque operan sin registrarse formalmente, cuentan con autos modernos, viviendas propias y, en algunos casos, ingresos superiores a los de empresarios formales.
Ejemplo: Un comerciante de alimentos que no declara sus ingresos y evade el IVA puede generar utilidades significativas, pero no contribuye al sistema tributario que financia servicios como educación y salud.
Problema: Su actividad se convierte en competencia desleal frente a pequeños negocios que cumplen con sus obligaciones fiscales.
2.- Profesionales independientes que no facturan: Algunos trabajadores independientes, como técnicos, consultores o incluso profesionales de salud, realizan sus servicios sin emitir boletas o facturas, acumulando ingresos sin declarar.
Ejemplo: Un técnico en reparación de electrodomésticos que cobra altos honorarios sin declarar impuestos, acumulando un patrimonio considerable mientras elude contribuciones al sistema social.
Problema: Esto genera inequidad, ya que sus ingresos no registrados no aportan al sistema, pero sí disfrutan de beneficios indirectos como infraestructura financiada por los impuestos de otros.
3.- Empresarios informales con alta rentabilidad: En sectores como la construcción o la venta de productos importados, se observan empresarios que, aunque operan al margen de la legalidad, logran acumular propiedades, vehículos y redes comerciales sólidas.
Ejemplo: Un pequeño constructor que no formaliza a sus trabajadores ni paga impuestos de sus proyectos, pero posee múltiples bienes raíces gracias a sus ganancias informales.
Problema: Este comportamiento no solo evade impuestos, sino que también priva a los trabajadores de derechos laborales y crea un entorno de competencia desleal.