El plan estratégico del Banco Central incorporó, para su plan 2018-2022, un objetivo poco habitual: proveer estadísticas que vinculen la actividad económica con la dimensión medioambiental para el análisis interno y externo. Su trabajo más exhaustivo fue publicado en abril y midió la huella de carbono para el 2017, con una metodología basada en el consumo, que permite calcular las emisiones de CO2 incorporadas en productos que tienen como destino la demanda final.

La radiografía del BC, preparada por los economistas Felipe Avilés-Lucero, Gabriel Peralta y Camilo Valladares, adquirió mayor relevancia esta semana, por la publicación del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Los científicos observaron cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y sugieren que una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático.

Chile, según el BC, emitió 106 millones de toneladas de CO2, y la generación eléctrica en base a carbón es la actividad con mayor nivel de emisiones directas, seguida por la industria manufacturera, la actividad agropecuaria-silvícola-pesca y el transporte. “Sin embargo, en términos de huella de carbono, las actividades con un mayor nivel de emisiones de CO2 incorporadas son la industria manufacturera y la minería, contabilizando un 56,7% del total emitido”, dice el reporte.

Fuente:

La Tercera

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