2.- Cumplimiento legal sin eficiencia, ni control: El hecho de que los gastos cumplan con las normativas legales no garantiza que se estén utilizando de manera eficiente y correcta. Esto significa que, aunque no se excedan los montos presupuestados, los recursos podrían estar siendo mal gestionados o aplicados a proyectos con un impacto mínimo en la sociedad o indebidos, permitiendo que las irregularidades pasen desapercibidas.
3.- Débil rendición de cuentas: La contabilidad ofrece un marco claro para la rendición de cuentas. Al no usarla como herramienta principal de fiscalización, se reduce la transparencia en el uso de los recursos públicos, ya que los informes que presentan las instituciones pueden ser superficiales o insuficientes para mostrar el verdadero estado financiero.
4.- Corrupción sistemática: La falta de controles estrictos y basados en datos contables puede convertir la corrupción en un problema estructural. Los funcionarios o actores corruptos podrían aprovecharse de la falta de un control integral para desviar fondos a través de mecanismos difíciles de rastrear mediante auditorías tradicionales.
El rol de la contraloría general de la república
La Contraloría General de la República tiene un papel fundamental en la fiscalización del uso de los recursos públicos. Su misión es garantizar que estos se gestionen de manera transparente, eficiente y conforme a la ley. No obstante, para cumplir plenamente con este rol, es necesario que la Contraloría amplíe su enfoque de control e incorpore la contabilidad gubernamental como herramienta central en sus auditorías y fiscalizaciones.
La contabilidad no solo es un mecanismo de registro, sino una herramienta de control financiero que permite identificar posibles desviaciones y malos usos de los recursos. Al incluir un control contable en tiempo real y de manera integrada, la CGR podría detectar con mayor facilidad las irregularidades y cerrar los espacios que actualmente permiten la corrupción y la malversación.
Necesidad de un cambio en el enfoque de control
Para evitar que el sistema actual siga siendo propicio para la corrupción, es imperativo que la CGR reforme su enfoque y adopte un modelo de fiscalización más integral que combine el control legal y el control contable. Esto incluiría:
Acceso en línea a los registros contables de las instituciones públicas, permitiendo una fiscalización continua y más detallada.
Auditorías más profundas basadas en el análisis de los datos contables, no solo en la verificación documental.
Uso de tecnologías del tipo business intelligence financiero, de análisis de datos que permitan detectar patrones inusuales o potenciales fraudes dentro de los registros contables.
El control la base de la transparencia
El control contable es fundamental para asegurar que los recursos fiscales se utilicen de manera correcta y eficiente. Si la Contraloría General de la República no incorpora la contabilidad como una herramienta central en su fiscalización, seguirá existiendo un entorno que facilita la corrupción y la malversación de fondos públicos. Es necesario un cambio en la forma de fiscalizar, poniendo el énfasis no solo en el cumplimiento legal, sino también en el uso adecuado, eficiente y transparente de los escasos recursos fiscales que sustentan el desarrollo del país.