En Chile estamos viviendo un fenómeno preocupante y silencioso:
Hemos normalizado la ignorancia de lo principal: la verdad de los resultados económicos, tanto públicos como privados.
Y con ello, sin darnos cuenta, estamos perdiendo la capacidad de gestionar, de confiar en los resultados y de tomar decisiones responsables en empresas, instituciones y organismos públicos.
Hoy escuchamos repetidamente en hospitales, municipalidades, colegios, empresas proveedoras y organizaciones de todo tipo una misma frase:
“No tenemos plata.”
Pero cuando se pregunta algo tan básico como:
⁉️ ¿Qué pasó con la plata?
⁉️ ¿Cuánto ingresó realmente?
⁉️ ¿En qué se gastó?
⁉️ ¿Cuánto queda?
⁉️ ¿Qué resultado se generó?
La respuesta casi siempre es la misma: silencio, confusión o relatos que no calzan con los números.
🔥 El problema de fondo: Chile dejó de administrar con evidencia y empezó a administrar con relatos.
👉🏻 Los números deberían ser la verdad.
👉🏻 Los números no opinan.
👉🏻 Los números no se relativizan.
👉🏻 Los números no se maquillan… o no deberían.
Pero la realidad es otra.
Los números están siendo reemplazados por explicaciones, cuentos, supuestos e ideologías.
Y la herramienta más utilizada para “mostrar” resultados —las planillas electrónicas— se ha convertido en la gran cocina, donde cualquier cifra puede ajustarse, acomodarse o “cuadrarse” sin dejar rastro.
En una planilla:
🚨 Todo se puede modificar.
🚨 Nada tiene trazabilidad.
🚨 Nada asegura control.
🚨 Nada garantiza verdad.
Así se pierde la confianza, la eficiencia en la gestión y la productividad del país.
⚠️ La contabilidad dejó de cumplir su rol.
La contabilidad debería ser el sistema que refleja la verdad económica de una empresa o institución.
Pero hoy no lo es.
Es una verdad a medias, construida sobre interpretaciones.
Y no es culpa de las personas.
Es culpa del diseño.
La contabilidad nació en 1496 y su estructura prácticamente no ha cambiado.
Sirve para cumplir normativas, entregar reportes y presentar declaraciones…
Pero no sirve para gestionar, controlar ni entender la realidad económica en tiempo real.
Por eso muchas organizaciones terminan armando su “propia versión” en planillas paralelas, perdiendo totalmente la trazabilidad de los hechos económicos.
El resultado es grave:
Se toman decisiones basadas en versiones… no en evidencia.