Estos hechos no son improbables. Han ocurrido. Siguen ocurriendo.
Sin embargo, desde la masificación del concepto “nube”, se ha instalado una despreocupación estructural por aspectos que deberían ser prioritarios:
📍 ¿Dónde están realmente alojados los datos?
🖥️ ¿Qué tipo de infraestructura los soporta?
🛡️ ¿Qué protocolos de seguridad se aplican?
♻️ ¿Qué estándares de respaldo, recuperación y continuidad existen?
👤 ¿Quién es responsable real ante una interrupción del servicio o una pérdida de información?
Hoy, en muchos casos, el principal factor de decisión al contratar servicios tecnológicos críticos parece ser exclusivamente el precio.
Muy pocos empresarios, contadores o directivos preguntan con rigor por la arquitectura tecnológica, la seguridad, la trazabilidad, la redundancia, la disponibilidad, el control de accesos o la continuidad operacional.
Y es necesario decirlo con claridad institucional:
La seguridad no se improvisa.
La seguridad exige infraestructura, estándares, procesos y control.
Y la seguridad tiene costo.
Cualquier persona hoy puede ofrecer “servicios en la nube” desde un entorno doméstico.
Pero eso no equivale a una infraestructura crítica, no garantiza alta disponibilidad, no resuelve la continuidad operacional, no protege datos sensibles bajo estándares exigibles.
Por ello, es tiempo de bajar de la nube y volver a aterrizar en el mundo real de la gestión de riesgos.
Las amenazas existen. Los ciberataques aumentan. La dependencia digital es total.
Y los datos contables, laborales y financieros constituyen uno de los activos más estratégicos de toda organización.
Hoy más que nunca, las empresas deben retomar un principio básico de la administración moderna:
La responsabilidad sobre los datos críticos no se delega: se administra, se supervisa y se audita.
Toda organización debiera preguntarse, de forma permanente:
⁉️ ¿Dónde están físicamente mis datos?
⁉️ ¿Bajo qué estándares se protegen?
⁉️ ¿Qué protocolos garantizan su respaldo y recuperación?
⁉️ ¿Qué niveles de continuidad operacional están comprometidos?
⁉️ ¿Qué ocurre si el proveedor falla?
Porque estar “en la nube” no equivale automáticamente a estar seguro.
Equivale, únicamente, a que un tercero custodia información que sigue siendo propiedad, responsabilidad y riesgo de la empresa.
Salga de la nube conceptual. Pregunte. Exija. Verifique.
La seguridad de los datos no es un servicio accesorio.
Es una obligación estratégica.